Camarera de lunes a viernes: la nueva precariedad laboral
El Gobierno presume de haber eliminado la temporalidad con la reforma laboral, pero los analistas lamentan en COPE que se mantenga el "efecto viernes"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Elena trabajaba con contratos temporales como camarera antes de la pandemia y desde que entró en vigor la nueva reforma laboral firma los lunes y la despiden los viernes.
Se conoce como “efecto viernes” o “efecto lunes” a las numerosas bajas laborales que se producen los viernes (hasta un 20% más que en cualquier otro día) y que se compensan con altas en la afiliación los lunes, pero en un puesto de trabajo distinto o el mismo pero ocupado por otra persona.
Es cierto que este tipo de contratos han aumentado cuando son de más de 15 días y han disminuido los de menos de 7 días por la penalización que supone en las cuotas a la Seguridad Social, pero todavía representan el 24% de los firmados en la hostelería, el 13% en la industria manufacturera y el 12% en las actividades artísticas. Son datos del estudio de BBVA sobre los efectos de la última reforma laboral, que revela que las empresas siguen contratando y despidiendo a mansalva semana a semana y mes a mes.
Fuente: BBVA Research
Gemma Fabregat Monfort, catedrática de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad de Valencia y “Of Counsel’ de Sagardoy Abogados, reconoce en COPE que “es cierto que hay casos en los que la prestación de servicio sea solo necesaria de un lunes a un viernes, como en el caso de los congresos que duran solo 4 o 5 días. Lo que no se puede permitir es que se haga de manera reiterada porque podría considerarse fraude de ley. Otra cosa es que la empresa en cuestión tenga una bolsa de trabajadores a los que vaya alternando y contratando para campañas distintas porque el nuevo contrato fijo discontinuo lo permite”.
La propia Elena describe en COPE su experiencia laboral como algo intermitente "dependiendo de las campañas de Navidad o de verano, en el que me hacen más contratos de este tipo".
Una práctica que no se produce en ningún otro país de nuestro entorno y que se multiplica si coincide con el principio o final de mes. Lo demuestra el hecho de que solo el pasado mes de septiembre se contabilizaron 182.386 contratos el día 1 (lunes) y despidieron a 303.800 personas el último viernes del mes. En agosto ocurrió algo similar: El día 1 se dieron de alta 282.355 afiliados, pero se dieron de baja aún más, 339.960. Además, el último día del mes de agosto perdieron su trabajo 320.052 personas.
PRUEBA NO SUPERADA
En España se han aplicado una decena de reformas laborales en los últimos 40 años y todas tenían efectos indeseados y vías de escape para eludir la norma.
La que se aprobó en diciembre de 2021 (se mantuvo en periodo transitorio hasta el pasado mes de abril) mantiene el “efecto viernes”, pero también hay que añadir que los antiguos contratos temporales se han convertido en fijos discontinuos y los despidos por no superar el periodo de prueba aumentan un 902, 6 %, como se desprenden los últimos datos de la Seguridad Social que ha recopilado el sindicato USO tras analizar la información del Ministerio de Trabajo sobre el número de personas que piden la prestación de desempleo tras no haber superado el periodo de prueba.
En este último caso, la catedrática Gemma Fabregat Monfort explica en COPE que “esta práctica puede generar competencia desleal entre distintas empresas y debería considerarse una práctica fraudulenta cuando son despedidos de forma sistemática tras el periodo de prueba. También debería conllevar algún tipo de sanción que todavía no se contempla”.
En la actualidad, existe un periodo de prueba de 6 meses para los técnicos titulados y 2 meses para los demás trabajadores, como establece el Estatuto de los Trabajadores. Además, permite 3 meses si la empresa tiene menos de 25 empleados. En la práctica, la reforma laboral ha hecho que dé igual que el empleado haya cumplido con su cometido correctamente. Se disparan los casos en los que prescinden de ellos antes de tener que hacerles fijos porque la norma no permite que se les haga temporales.
“Es un dato preocupante”, señala en COPE Ángel Arias, catedrático de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad de Extremadura, que añade que “probablemente, los contratos de prueba haya que complementarlos con una actuación decidida por parte de la inspección”.
DISCONTINUOS Y TEMPORALES
El más escandaloso ha sido el trasvase de contratos temporales al formato de fijos discontinuos.
La nueva reforma laboral introdujo la modalidad de contratos fijos discontinuos, que se consideran indefinidos porque no figura la fecha de término, pero se han convertido en contratos estacionales. Normalmente, trabajador y empleado pactan cuánto durará el empleo y eso puede hacer que estén sin trabajo la mayor parte del año.
De esta manera, los temporales que pretendía suprimir el gobierno de Pedro Sánchez se han transformado en indefinidos a tiempo parcial o fijos discontinuos. Los datos que ofrece el Servicio Público de Empleo (SEPE) demuestran que desde enero hasta agosto de 2022 los contratos indefinidos a tiempo parcial se han multiplicado por 3,5 en comparación con idéntico periodo de 2019. Además, los contratos fijos discontinuos (contratos parciales acumulados en el año, pero el trabajador no puede tener otro empleo durante la inactividad) que se firmaron en esas mismas fechas multiplican por 8,5 los de la prepandemia.
En opinión de Gemma Fabregat, “es verdad que hay menos contratos temporales, pero eso no significa que esos contratos fijos sean menos precarios de lo que lo eran antes algunos contratos temporales”.
Es una forma de disfrazar los contratos temporales como indefinidos, aunque es cierto que presenta ventajas laborales. La indemnización es mayor si acaban despidiendo al trabajador con contrato fijo discontinuo, tiene derecho a más beneficios salariales y sociales, recibe más formación y también acumula antigüedad.