Compañeros de clase de distintos países mejoran lenguaje y habilidades sociales de los niños, según Hastings School

Europa Press

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El centro de educación británica internacional Hastings School pone en valor la importancia de crecer con compañeros de clase de diferentes países, una situación que ayuda a, entre otras cosas, el desarrollo del lenguaje o de las habilidades sociales.

Desde Hastings School explican que la infancia es una etapa esencial para el desarrollo de habilidades sociales y aseguran que los niños que crecen con compañeros de diferentes países "desarrollan una capacidad única para adaptarse a situaciones nuevas, enfrentando desafíos con flexibilidad y comprensión".

Este entorno diverso ofrece a los niños una valiosa oportunidad de crecer y desarrollarse de maneras únicas, contribuyendo a la formación de individuos más comprensivos, abiertos y preparados para un mundo globalizado.

En un mundo cada vez más globalizado, la capacidad de relacionarse con personas de diversas culturas se vuelve esencial, ya que brinda a los niños una ventaja al desarrollar habilidades interculturales desde una edad temprana.

Por ello, los expertos en educación del centro concluyen que crecer con compañeros de diferentes países "amplía la perspectiva de los niños sobre el mundo y les brinda una comprensión más amplia de los del mundo actual".

El lenguaje es una herramienta fundamental en el proceso de crecimiento y, es por esto, que en el centro impulsan a sus alumnos a comunicarse en un lenguaje común favoreciendo a que puedan hablar inglés, no solo en las aulas.

Por ello, convivir con compañeros que hablan diferentes idiomas ayuda a los niños a aprender estos idiomas de manera natural y, a su vez, mejorar sus habilidades de comunicación aprendiendo a expresarse en contextos multiculturales.

La interacción con niños de diversas nacionalidades les ofrece la oportunidad de construir amistades sólidas basadas en la aceptación y el entendimiento mutuo. Además, desarrollan la capacidad de trabajar en equipo con personas de diversas culturas, fomentando así la empatía y la colaboración, habilidades esenciales en un mundo interconectado .

Los expertos reconocen que la diversidad cultural puede plantear desafíos, pero también ofrece oportunidades para aprender a resolver conflictos de manera pacífica, fomentando a los niños a desarrollar habilidades de negociación y comprensión.

De esta forma, apuntan que los niños que comparten sus días con amigos de distintas nacionalidades "están mejor preparados para comprender y abordar desafíos globales".

La exposición a diferentes perspectivas desde una edad temprana ayuda a los niños a comprender que hay diferentes formas de ver el mundo, por lo que desarrollan una mentalidad más abierta, tolerante y adaptable.

"De tal manera que, la riqueza cultural que adquieren los niños es notable y evidente al tener la oportunidad de aprender sobre otros países y culturas distintas a las propias", señalan desde el centro de educación británica internacional.