Un estudio ve "insuficientes" las restricciones de tráfico de Barcelona para la calidad del aire
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Alerta de que las supermanzanas y el urbanismo táctico aumentan la contaminación en otras calles
Investigadores del Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC) han concluido que las restricciones al tráfico aplicadas en Barcelona son "insuficientes" para cumplir con la legislación europea de calidad del aire.
En un comunicado este martes, el centro ha informado de que, según el estudio, una renovación "optimista" de la flota de vehículos y la reducción de tráfico del 25% esperada por el Ayuntamiento para 2024 reduciría la concentración de dióxido de nitrógeno entre un 20 y un 30%, en función de la calle.
Esto sería "apenas suficiente" para cumplir con la media anual de esta sustancia legislada por la Unión Europea, de 40 microgramos por metro cúbico de aire.
Además, la OMS redujo su recomendación para dicho límite a 10 microgramos, "lo que supone un reto todavía mayor para la ciudad".
"Sin esta reducción significativa del tráfico, el impacto de la Zona de Bajas Emisiones y la implantación de medidas como las supermanzanas o el urbanismo táctico queda lejos de los objetivos marcados por la Comisión Europea", ha resuelto el BSC.
Por todo ello, "las medidas adoptadas hasta ahora deben ser complementadas con nuevas restricciones al tráfico para mejorar la calidad del aire de Barcelona y mantener la concentración de contaminantes en valores aceptables para la salud".
"EFECTO REBOTE"
El estudio también demuestra que, cuando se implementan únicamente medidas que reducen el espacio disponible para el transporte privado, como las supermanzanas o el urbanismo táctico, los cambios en las emisiones de óxidos de nitrógeno son "insignificantes", ya que las medidas tienen un efecto rebote --en su expresión-- en las zonas confrontantes.
Estas restricciones generan una redistribución del tráfico a lo largo de la red y, por tanto, una redistribución de las emisiones a nivel de calle, con variaciones de óxidos de nitrógeno de hasta el 17% en calles específicas por las que los vehículos pasan más ahora.