Fernando Marquensen Winson, ¿la primera mujer policía de España?

Durante 60 años consiguió pasar por hombre, servir primero en el Ejército francés y ser miembro del Cuerpo de Vigilancia del Gobierno Civil en Sevilla

Fernandito, foto hecha cuando fue descubierta su verdadera condición sexual. Foto ABC

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Les propongo hacer un regreso al pasado. Retrocedemos en el tiempo hasta el 5 de noviembre de 1906. Nos hacemos con un ejemplar del periódico de ese día. Entre las noticias del diario ABC de aquel lunes estaban la ejecución de los asesinos en serie de Peñaflor, el viaje del Rey Alfonso XIII a Málaga, la boda de Machaquito, califa del toreo en los ecos de sociedad, pero entre todas destacaba una historia que se podía leer en las páginas 5 y 6 de las 16 con las que contaba el diario.

Era la verdad que escondía "Fernandito" como le conocían en Sevilla porque hacía 30 años que ejercía como guardia de Vigilancia de la capital andaluza. Fernandito González o ¿era Fernandita? Porque se acababa de descubrir que Fernando Marquenssen Winson, Fernando González (desde que llegó a España), era una mujer.

Aquel 5 de noviembre, los sevillanos podían despacharse a gusto con José Muñoz Lopera y Juan Andrés Aldije, ejecutados por haber cometido seis asesinatos de vecinos de Peñaflor con una única motivación, el dinero. Sin embargo, desviaron la atención hacía otra noticia del día, la que contaba la historia de un engaño colectivo, de una mentira que había surtido efecto en todo un pueblo durante muchos años.

¿La primera mujer policía de España?

Si Fernando Marquenssen Winson hubiera nacido en el siglo XXI habría ingresado en el Cuerpo Nacional de Policía sin trabas, salvo la de aprobar las pruebas físicas y los exámenes escritos, ser español, mayor de 18 años y medir más de 1,65 metros en el caso de los hombres, o, en su caso, como mujer, medir 1,60 metros. Pero Fernando Marquenssen Winson, no sabemos el nombre que le pusieron sus padres de niña, nació en el siglo XIX, y los cuerpos policiales, en aquella época estaban vetados para las mujeres, nacieras donde nacieras.

Entonces, ¿cómo pudo ingresar en el Cuerpo de Vigilancia, precedente del Cuerpo Nacional de Policía? El inspector José Eugenio Fernández Barallobre que acaba de publicar 'Historia de la Policía Nacional' nos recuerda a cope.es que "el Decreto que fijaba las condiciones de ingreso como Guardia de Orden Público a principios del siglo XX, exigía :

1º.- Saber leer y escribir.

2º.- Edad de ingreso entre 25 y 45 años.

3º-. Certificación de buena conducta expedida por el Alcalde de Distrito, previo informe del Alcalde de Barrio o del Puesto de la Guardia Civil.

4º.- Serán preferidos los licenciados de Carabineros, Guardia Civil y Ejército".

"En consecuencia no se prescriben ni pruebas físicas ni reconocimiento médico alguno" recuerda el inspector Fernández Barallobre que entiende que al no haber un examen físico ni médico previo, "tal vez fuese en origen donde se alterasen los datos" sobre la verdadera identidad de Fernandito.

No conocemos todas las peripecias que esta mujer, que se disfrazó de hombre siendo una niña pequeña, tuvo que superar a lo largo de su vida. Los sufrimientos que tal transformación le hizo padecer, las veces que tuvo que aparentar lo que no era. Lo que sí podemos hacer es contar su historia, "de verdadera novela" como decía la crónica de ABC de aquel lunes de noviembre.

Fernandito, como era súper conocido en Sevilla, había nacido en París en 1836. Siendo aún una niña, con tan solo 9 años se alistó en la Marina francesa, para lo que tuvo que vestirse de chico y adaptarse a vivir en un mundo de hombres. Durante siete años sirvió al Ejército francés sin levantar sospechas, hasta que con 16 años decidió venir a España, y se afincó en Sevilla.

Echó raíces, Fernando Marquenssen estuvo casado durante 23 años, tuvo un hijo y trabajaba como guardia del Cuerpo de Vigilancia del Gobierno Civil de Sevilla. Durante treinta años ejerció de guardia del que sería el germen del actual Cuerpo Nacional de Policía que era el responsable de mantener el orden público y de la seguridad ciudadana. Aunque Fernandito no patrullaba, se dedicó a cocinar para los sucesivos gobernadores civiles con los que coincidió en sus tres décadas de servicio, era muy conocido entre los sevillanos que nunca sospecharon sobre su verdadera identidad hasta que un accidente, una aparatosa caída que le fracturó una pierna, le llevó al hospital donde se destapó la verdad que había ocultado durante 60 años de su vida.

Expulsión del cuerpo y muerte en la indigencia

Aquella caída se convirtió en un trágico acontecimiento en la vida de Fernandito que le cambio la existencia e incluso fue el desencadenante de su muerte.

Como relata el inspector José Eugenio Fernández Barallobre en su último libro 'Historia de la Policía Nacional', Fernandito se tenía que haber retirado hacía tiempo, pero sus platos eran tan suculentos que el Gobernador Civil de Sevilla, su jefe, no le permitió jubilarse pese a que el reglamento marcaba los 65 años para el fin de la vida laboral. Por lo tanto, aquel fatídico 29 de octubre de 1906 cuando se accidentó seguía siendo miembro de la guardia del Cuerpo de Vigilancia del Gobierno Civil.

Pese a estar malherido, Fernando no acudió al servicio médico evitando que se supiera su verdad. Pero de poco le sirvió aguantar los tremendos dolores, alguien decidió delatarle. El gobernador recibió un anónimo en el que se afirmaba que Fernandito era una mujer. Para corroborar la información, señala el inspector Fernández Barallobre, "el gobernador ordenó al agente a ser reconocido por un facultativo del Cuerpo quien procedió a examinarlo contra su voluntad, descubriendo que realmente se trataba de una mujer con claros síntomas de haber dado a luz".

El descubrimiento fue su peor pesadilla, le abrieron un expediente y le expulsaron del cuerpo. A penas tenía dinero para vivir y pese a que en principio muchos sevillanos se comprometieron a ayudarle, solo fueron buenas palabras.

Fernandito murió solo, estigmatizado y sin saber, cuando se van a cumplir 43 años de la incorporación de la mujer al Cuerpo Nacional de Policía, que ella fue la primera mujer policía de España.