Los medicamentos que sí o sí, dicen los farmacéuticos, tienes que guardar en la nevera en verano
El calor y las altas temperaturas pueden alterar sus propiedades y reducir su eficacia
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El calor afecta a unos 7.500 fármacos que pueden cambiar sus propiedades si no los protegemos adecuadamente y dejar de ser efectivos o incluso agravar la situación de calor que sentimos. Pomadas, diuréticos y antidepresivos son algunos de los que pueden causarnos daño si no tomamos precauciones.
Los farmacéuticos nos dan las claves para que los guardemos adecuadamente y para que actuemos con precaución. Más allá de leernos con atención el prospecto en el que se indican los efectos secundarios y la temperatura a la que debemos conservar el fármaco.
Hay alrededor de un millar de fármacos que deben conservarse sí o sí en nevera a una temperatura entre 2 y 8 grados. De ellos, 400 se venden en oficinas de farmacia y el resto son hospitalarios. Si nos desplazamos es imprescindible que los transportemos en una nevera portátil.
Pero la gran mayoría de los fármacos pueden conservarse en una temperatura entre los 25 y los 30 grados, como el paracetamol o el ibuprofeno. Es en este caso donde debemos poner atención cuando nos encontramos con olas de calor.
En general, para aquellos medicamentos que no tenemos que guardar en nevera “un aumento puntual de temperaturas de uno o dos días", aclara a COPE Pablo Caballero, divulgador científico del Colegio de Farmacéuticos, "o va a suponer que un medicamento se degrade, y, por lo tanto, no nos va a provocar un problema de salud. Lo más probable es que se haya producido esa degradación del principio activo y que, por lo tanto, no sea tan eficaz, no te va a hacer daño, pero tampoco va a tratar bien la enfermedad”.
Los estudios de los medicamentos que no comportan ninguna mención especial de conservación demuestran que no se degradan cuando son expuestos a temperaturas de 40 grados durante seis meses.
Cremas, pomadas y geles
Esa pomada para las picaduras o la que guardas en el botiquín para aliviar una quemadura pueden verse modificadas por exceso de calor. “Están compuestas, por una parte, de masa acuosa y por otra más lipófila -aclara Pablo Caballero, "y el calor puede acelerar la descomposición, es decir, que la parte más acuosa se separe de la más grasa. Se pueden separar y, por tanto, se puede alterar".
"Si detectamos alguna alteración en la textura o en el color, debemos tener la precaución de no consumirla sin antes consultar al farmacéutico, Ocurre lo mismo por ejemplo con los supositorios, “que con las temperaturas altas se pueden reblandecer” y dejan de ser utilizables.
La tolerancia a las altas temperaturas
Los medicamentos que deben conservarse a una temperatura por debajo de 25 o 30 grados tienen un límite superior de tolerancia, y el rebasar puntualmente estas temperaturas no tiene consecuencia sobre la estabilidad o la calidad de medicamentos. No obstante, hay que supervisar las condiciones de conservación de este grupo de fármacos que agrupa a cremas, pomadas, geles, supositorios y óvulos.
Los estudios de los medicamentos que no comportan ninguna mención especial de conservación demuestran que no se degradan cuando son expuestos a temperaturas de 40 grados durante seis meses.
Antidepresivos y antihistamínicos orales
Estos son medicamentos que influyen en nuestro calor corporal, es decir, lo suben y requieren que seamos nosotros los que tomemos precauciones en las olas de calor. “Algunos antimicóticos o algunos medicamentos para la depresión pueden aumentar de forma directa nuestra temperatura corporal y, de modo que con temperaturas elevadas, incrementar nuestra sensación de calor -puntualiza el farmacéutico-.
Tenemos entonces que buscar lugares frescos y evitar exponernos en las horas centrales del día”. Ocurre lo mismo con algunos antihistamínicos, sobre todo los de primera generación, esos que daban tanto sueño, y los utilizados para el Parkinson pueden reducir la capacidad de sudar, y aumentan la sensación de calor, también tenemos que tener esa precaución de mantenernos en lugares frescos".
Otros fármacos que pueden agravar los efectos de las altas temperaturas son los diuréticos, que pueden agravar la deshidratación.
Leerse el prospecto es muy importante. En él se recogen los efectos secundarios de los medicamentos, y en este caso la interacción de las altas temperaturas y las recomendaciones para evitarlos. Y para los fármacos que hay que conservar a determinada temperatura, sobre todo los que requieren entre 25 y 30 grados, si tienes dudas, pregunta en la Farmacia.