La pastilla de Pfizer contra la covid-19 pone sobre la mesa las alternativas para luchar contra el virus
Desde que comenzó la pandemia, han sido muchos fármacos los que se han estado utilizando para mejorar la sintomatología de los pacientes que sufren el virus
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Hace un mes, la farmacéutica estadounidense Pfizer aunció que había inciado su ensayo clínico para valorar la eficacia de un nuevo fármaco contra la covid-19 que se administraría de forma oral. Casi sesenta personas están participando actualmente en el ensayo, que contará con tres fases, que podría terminar alrededor del 25 de mayo.
En un comunicado, Pfizer explicó que el fármaco, con nombre PF-07321332, ha demostrado ser "un potente inhibido de proteasas con actividad antiviral" contra la covid-19, lo cual demuestra que podría tener gran potencial para tratar el virus. Al parecer, tal y como se ha explicado, es similar a las pastillas que se utilizan para tratar la enfermedad de VIH.
Los ensayos durarían en torno a seis meses y se prevé que a finales de año la pastilla contra el coroanvirus podría estar disponible. Es, por lo tanto, una alternativa a la vacuna. Según ha explicado la propia farmacéutica, la pastilla alternativa al suero que se está inoculando en todo el mundo, se administraría en las primeras fases de contagio para evitar el desarollo de los síntomas.
Los medicamentos que se utilizan contra el coronavirus
Si bien no hay ningún medicamento que ayude a eliminar o acabar con la covid-19 por completo, los sanitarios sí están utilizando diversos medicamentos que pueden ayudar a mejorar los síntomas, y con ello a la recuperación de los pacientes positivos.
En primer lugar se encuentran los medicamentos antivirales como el remdesivir, que se utilizó inicialmente para el ébola, pero ha contribuido a la mejoría de los pacientes con coronavirus y se ha utilizado desde el principio de la pandemia.
Investigadores de todo el mudno están estudiando los beneficios de la dexametasona, un corticoesteroide antiiflamatorio que podría prevenir la disfunción orgánica y las lesiones pulmonares causadas por el virus. Por ahora, hay estudios que evidencian que podría reducir hasta en un 30 por ciento el riesgo de fallecimiento en las personas que necesitan respirador. En este punto también entran precisamente los medicamentos antiinflamatorios para prevenir las lesiones en los órganos.
Fuera de los medicamentos, otro de los tratamientos que ha ganado fuerza en los últimos meses ha sido el uso del plasma convaleciente de covid-19 para reducir la moralidad. En otras palabras, las personas que han superado el virus y que han desarrollado una gran cantidad de anticuerpos, pueden donar el plasma que hay en su sangre, que a su vez se administra a aquellos pacientes graves. De hecho, varios estudios han demostrado que es una terapia "potencialmente beneficiosa" en pacientes hospitalizados.
También destaca la hidroxicloroquina, autorizada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés). No obstante, varios estudios concluyeron que este medicamento no tenía ningún efecto en pacientes con coronavirus, por los que su uso se ha reducido y las noticias entorno al mismo son cada vez menores.
Los fármacos alternativos a la vacuna
Desde que llegó la pandemia, los científicos de todo el mundo han trabajado sin descanso por dar con la ansiada vacuna.
En Australia, por ejemplo, se está a punto de comenzar el primer ensayo clínico en humanos de una vacuna que se administra mediante un aerosol nasal. La organización australiana de investigación Avance Clinical solicitó la autorización para poder comenzar los ensayos en nombre de la farmacéutica estadounidense Tetherex. Se prevé que los ensayos puedan empezar en junio y finalicen en septiembre. La formulación es similar a la vacuna de AstraZeneca y Janssen: el adenovirus desactivado. Estas partículas se podrían administrar por vía nasal y permitiría al organismo generar anticuerpos efectivos contra el coronavirus.
También en España se está trabajando en ello. Si bien es cierto que los proyectos en nuestro país no reciben la misma atención que otros y sus y recursos son bastante más limitados, siguen trabajando para desarrollar un suero que pueda servir para erradicar el virus. Concretamente son tres proyectos los que están saliendo adelante, las tres desarrolladas en el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
La vacuna de Vicente Larraga, la de Mariano Esteban y la de Luis Enjuanes. En esta última es en la que queremos detenernos, ya que no solo se caracteriza por utilizar ARN mensajero (como la vacuna de Pfizer y Moderna), sino que además podría administrarse de forma intranasal. Una alternativa a la jeringuilla con nombre español.