Todo lo que necesitas saber sobre las vacunas: nos protegerán más de un año

Los expertos consultados por COPE creen que solo las variantes impedirían que la efectividad de la vacuna contra la COVID sea similar a la de la gripe.

Maribel Sánchez Margallo

Madrid - Publicado el - Actualizado

6 min lectura

Las vacunas contra la COVID-19 recibieron autorización de uso de emergencia y no han tenido tiempo para estudiar su efectividad a largo plazo. Por eso, los epidemiólogos, farmacéuticos y químicos consultados por COPE nos dicen que es una carrera contra reloj y que no hay una respuesta definitiva. Sin embargo, ya hay estudios que nos indican unos tiempos orientativos con los que trabajan los epidemiólogos y que demuestran que su inmunidad podría ser similar a la de la vacuna de la gripe.

Javier Pérez Castells, catedrático de Química Orgánica de la Universidad CEU-San Pablo , explica en COPE que “por lo que sabemos de los coronavirus, estas no van a ser de esas vacunas que duran toda la vida, ni mucho menos, pero sí podemos esperar una inmunización que alcance al año o incluso los dos años. Sin embargo, esto dependerá de cada persona. Igual que no todos pasan la enfermedad de la misma manera porque su sistema inmunológico responde de forma diferente, con la vacuna pasa lo mismo”.

DE SEIS A OCHO MESES

Cerca de una cuarta parte de la población española ha recibido una dosis de la vacuna contra el COVID. Si eres uno de esos 11 millones de personas o estás a punto de ser vacunado, te interesa saber que otros investigadores plantean la hipótesis más conservadora de que la inmunidad protectora de las vacunas durará al menos de seis a ocho meses.

Una teoría que se extrae, en primer lugar, del análisis de las personas que han sido infectadas con COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, y que mantuvieron una inmunidad sólida después de ocho meses. Estos datos los pueden llevar a predecir que el organismo se podría comportar igual tras la inmunidad con la vacunación.

Los laboratorios farmacéuticos de Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson estudiaron a las personas que participaron en los ensayos iniciales durante tres meses, pero eso no significa que la efectividad de sus vacunas disminuya a partir de esa fecha, sino que no hay datos contrastados sobre ello.

Al respecto, Cristina Méndez, directora médica de la Unidad de Vacuna de Pfizer para el sur de Europa , se mostraba cauta en COPE, concretando que “se irá conociendo a medida que pase el tiempo y se pueda analizar en las personas vacunadas. Lo que si tenemos son los datos a 6 meses de los vacunados en los ensayos fase 3, con niveles de la inmunidad del 91,3% al menos durante ese tiempo y estamos realizando los análisis para conocer esta respuesta a más largo plazo”.

En el mundo real, nos dicen en COPE la mayoría de los expertos, la protección debería durar un algo más y siempre dependiendo de la respuesta inmunitaria de cada uno de los vacunados, la evolución de las variantes y de si el propio SARS-CoV2 se comporta como el resto de los virus estacionales, como el resfriado común que presenta una inmunidad de uno o dos años.

Las vacunas de Pfizer/BioNTech, Moderna, y Sputnik V serían las que dan más protección a más de 7 meses de la aplicación, según un modelo desarrollado por investigadores australianos

LA AMENAZA DE LAS VARIANTES

Los científicos creen que la necesidad de dosis de refuerzo en el futuro respondería a la aparición de nuevas variantes y no a la pérdida de la inmunidad conferida por las vacunas.

Al respecto, el catedrático Javier Pérez Castells describía la situación en COPE afirmando que “hay personas que tienen una respuesta más fuerte y les duran los efectos de las vacunas más tiempo. Pero también hay que tener en cuenta las variantes del virus que pueden volver ineficaz la vacuna, aunque, de alguna manera, algo nos protegerá siempre”.

Tanto Pfizer, como Moderna se centran ahora en ensayos clínicos para determinar cuánto tiempo extendería la inmunidad protectora de una vacuna de refuerzo. Además, investigan si sus vacunas pueden adaptarse para combatir las nuevas variantes del virus. Por su parte, Johnson & Johnson está probando una versión de dos dosis de su vacuna que incorpore esta posibilidad.

Desde Pfizer, Cristina Méndez explica en COPE que el sistema inmunológico de cada personas es fundamental porque “a pesar de que no se conoce la duración de la protección más allá de los 6 meses estudiados y, por tanto, la reinfección de protección a largo plazo, es importante saber que la protección inmune que se genera con la vacuna no solo intervienen los anticuerpos, sino que también interviene una respuesta celular que genera células de memoria que pueden quedar en el organismo incluso si el nivel de anticuerpos decayera con el tiempo”.

¿HABRÁ REINFECCIONES?

Los estudios se centran en saber si las células tienen memoria como para que una reinfección cuando los anticuerpos decaigan podría hacer que la enfermedad causara con síntomas leves.

Por eso, el catedrático de Química Orgánica de la Universidad CEU-San Pablo, confirma en COPE que “la pérdida de la inmunidad se nota en los análisis cuando los anticuerpos de recuerdo desaparecen y ese es el momento en el que la persona puede volver a infectarse. Sin embargo, no significa que la enfermedad que vaya a pasar sea igual de grave que la primera vez porque queda un recuerdo en los linfocitos B que se adaptan rápidamente a nuevas infecciones y ponen en marcha el sistema de protección. Eso también vale para las diferentes variantes porque los linfocitos se pueden adaptar a variaciones sobre el virus y, hasta cierto punto, protegernos”.

CADUCIDAD DE LAS VACUNAS

Las vacunas caducan, por supuesto”, afirma tajantemente el catedrático Pérez Castells en COPE para añadir que “se trata de fármacos que podemos denominar vivos. En el caso de las vacunas de AstraZeneca y de Janssen, con adenovirus que acaban degradándose tras unos meses conservados en frio que el fabricante indica perfectamente en todos los lotes. En cuanto a las vacunas genéticas, el ARN mensajero es una molécula bastante inestable y también tiene un periodo de caducidad que es aproximadamente de unos 6 meses”.

Desde la Universidad de Oxford nos dicen que la vacuna de AstraZeneca contra la COVID-19 tiene una vida útil de hasta seis meses mientras permanezca cerrada. Una vez abierta, debe usarse “tan pronto como sea posible y dentro de las seis horas siguientes”.

En el caso de la vacuna de Pfizer hay que tener en cuenta que debe almacenarse a -70 grados centígrados, una temperatura muy inferior a la de las vacunas actuales. Además, la directora médica de vacunas de Pfizer en el sur de Europa añade en COPE que “en la fábrica de PURS que es la que suministra vacunas a España hemos reducido el tiempo de producción de 110 días a 60 y tardan en llega a los puntos designados por el Ministerio de Sanidad entre 24 y 48 horas en función del destino”.

Esta vacuna se puede almacenar de tres maneras, según Pfizer. Por un lado, en congeladores de temperatura ultrabaja, que están disponibles comercialmente y pueden extender la vida útil hasta seis meses. Por otro, en los expedidores térmicos de Pfizer, en los que llegan las dosis y que se pueden utilizar como unidades de almacenamiento temporal rellenándolos con hielo seco cada cinco días hasta un máximo de 30 días. Y, por último, en las unidades de refrigeración que están comúnmente disponibles en hospitales. La vacuna se puede almacenar durante cinco días refrigeradas de dos a ocho grados, según Pfizer.

Moderna asegura en su web que su vacuna se puede almacenar hasta durante seis meses a -20 grados centígrados. En ese periodo, indica que también podría estar hasta 30 días en condiciones normales de refrigeración una vez descongelada.