El verano reabre el debate tras las vacaciones de más de ocho millones de estudiantes: ¿deberes sí o no?

Cuatro de cada diez niños de entre 8 y 12 años se declaran estresados, en su gran mayoría por la presión académica

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Si hay una fecha en el calendario común para todos los niños esa bien puede ser el 21 de junio. El día del comienzo oficial del verano y que significa que el final del curso está cerca. Empiezan las vacaciones de verano y para los más de ocho millones de estudiantes en la educación obligatoria eso suele significar más de dos mes de descanso.

A pesar de todo, en ocasiones muchos de ellos no disfrutan de un descanso total. Sus padres deciden que sigan trabajando bien para afianzar conceptos, para dar un empujón a esos conceptos que aún no tienen del todo afianzados y en otros casos para el estudio. Son modelos de educación. María, por ejemplo lo tiene claro y está más que a favor de los deberes en verano para su hijo Daniel: “Pues yo la verdad es que sí creo que haga falta. Ahora que hemos conseguido quitarnos las faltas de ortografía entre le 'b' y la 'v', como no demos un repaso de media horita cada día durante el verano en septiembre volvemos a empezar de cero”. Es uno de los argumentos a favor de las tareas estivales, pero no todos los padres están en esa misma línea.

Amaya de Miguel, por ejemplo, es madre pero también psicóloga infantil y defiende todo lo contrario: “Hay que tener en cuenta que no todos los niños tienen las mismas capacidades. Si tú a un pequeño al que de por sí le cuesta más el cole y le metes la presión de estar 12 meses pensando en cosas académicas año tras año sin descanso igual te encuentras que cuando tenga 16 años te dice que está harto y quiere dejar de estudiar”.

Según apunta un estudio llevado a cabo por la universidad de Gerona con niños de 8, 10 y 12 años, 4 de cada 10 decían estar estresados. Dentro de los factores que podían ser causa de agobio vital, está la falta de tiempo libre y la presión académica. Algo a lo que también apunta a COPE de Miguel, “Hoy los niños apenas tienen tiempo para ser ellos mismos. Cuando o están en clase están en extraescolares y sino con deberes. Luego cena y adormir. Y así día tras día. ¿Cuándo se van a plantear qué es lo que quieren o a qué quieren aspirar?, realmente es normal que les produzca estrés”. Descarta el argumento de la necesidad de estudiar para los alumnos que hayan suspendido alguna durante el curso puesto que ahora la gran mayoría de las recuperaciones son en julio, no en septiembre.

A pesar de todo, sí defiende que haya niños que puedan necesitar cierto apoyo, por ejemplo con el caso de la lectura: “en esos casos sí puede ser bueno que lean un poco pero no hay que forzarlo porque generaremos rechazo. Lo que hay que hacer es incentivar en ellos la lectura. Que quieran hacerlo. Quizás leyéndoles nosotros, comprando libros que le sean apetecibles y sin delimitar una cantidad de minutos concreta”.

Todos estos son factores que, al final del día, tienen que decidir los padres. Deben ser ellos lo que valoren las necesidades de sus hijos durante el periodo vacacional, las tareas si las necesitan y la forma de abordarlas.