SEVILLA

Daniel Luque, un gigante en el ruedo

Luque cortó las dos orejas al mejor toro de la desfondada corrida de El Parralejo. Francisco de Manuel fue ovacionado y Perera silenciado.

Daniel Luque ante 'Príncipe', el toro de El Parralejo al que ha desorejado este jueves en Sevilla

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Después de maravillar con un par de verónicas y una desgarradora media de abrumadora lentitud, parecía que todo iba a acabar. Que con el capote terminaría todo visto lo visto en lidias anteriores. Flojos y descastados toros que se desinflaban en los prólogos de faena convirtiendo la tarde en el aburrimiento que provoca el bostezo. Sin embargo, no fue así con el quinto, otro quinto de nota, y van tres. “Príncipe” se quedó sin picar, así lo quiso el torero de Gerena tras comprobar como giraba su anatomía como una campana tras hincar los pitones en la arena. Después llegaría la apoteosis.

El toro de El Parralejo tenia una nobleza y calidad inmensa en sus embestidas. Daniel Luque no lo dudó y se puso a torear de inmediato para crear una obra de belleza fascinante acompañada por los sones de “Suspiros de España”. Todo un monumento al toreo. Un trabajo de orfebrería con el que provocó la apasionada emoción en una gente que gozaba y, al mismo tiempo, enloquecía. Toreo poderoso, inspirado, hecho con una naturalidad increíble, templado, ligado y rematado con excepcionales pases de pecho. Derecha e izquierda entrelazadas para dar forma a una colección de naturales tan desbordantes como emotivos. Intensidad extrema de una lidia que alcanzó cotas altísimas.

Fue una faena sencillamente deslumbrante. La lentitud refinada y cadenciosa sin sombra de grandilocuencia del natural, los ingeniosos remates salpicados de torería, los portentosos pase de pechos…Todo resultó emotivo. Tan emotivo como la estocada con la que firmó su gran creación. Tal vez, Daniel, estaba haciendo historia en Sevilla. O tal vez lo intentaba. Ahora, una hora después de lo sucedido, me resulta evidente que lo logró.

Con Luque, un gigante en el ruedo, nunca se sobrepasa el vigor de la emoción. Jamás se ha exagerado el sentido auténtico de un muletazo. Con él ha crecido convincentemente el gozo de verlo hacer y decir el toreo en la tarde donde flojearon y decepcionaron los toros de los herederos del recordado Pepe Moya. Salvó la debacle “Príncipe” al que se le premió con la vuelta al ruedo pese a eludir la suerte de varas.

Poco, o nada queda por contar. Que la corrida fue mala por esa falta de fondo que la hizo claudicar. Que Miguel Ángel Perera pasó de puntilla por el ruedo maestrante tras comprobar que nada podía hacer con dos toros muertos en vida. Y que Francisco de Manuel, con unas ganas tremendas de mostrar su concepto en este día de su presentación en la Maestranza como matador de toros, sólo pudo atisbar su toreo.

El diestro madrileño luce un concepto sobrio y extraordinario. Maneja el capote con suavidad y cadencia. Dos medias verónicas de lujo lo certificó. De nobles embestidas fue el tercero, un toro que supo aprovechar en el prólogo de la lidia haciéndole un toreo templado y profundo hasta que se paró. El madrileño engendró una docena de muletazos diestros cosidos y templados con los que deleitó a al público.

De Manuel toreó con encanto, expresión y sutileza lo que pudo, que fue poco, porque el toro se le paró. Faena en su simbiosis transparente, fácil, coherente en los detalles, aunque fluyeran con escasez. Pese a las circunstancias, lo hecho, desprendió un sabroso atractivo.

El sexto adoleció de fuerzas y resultó complicado, y, además se topó el torero con un molesto viento que le puso aún todo más difícil. De todas formas, lo intentó con enormes ganas sin obtener lo deseado.

Sevilla, jueves 20 de abril de 2023. 4ª de abono. Media plaza.

Toros de

, aceptables de presentación, nobles y desfondados. El quinto fue un gran toro, premiado con la vuelta al ruedo. Soso y parado, el primero; inválido, el segundo; de noble embestida y escasa fuerza el tercero; muerto en vida el cuarto; complicado y sin fuerza el sexto.

Miguel Ángel Perera, silencio y silencio.

Daniel Luque, saludos y dos orejas.

Francisco de Manuel, saludos y palmas