21ª SAN ISIDRO
Fonseca pasa del gozo de la oreja al dolor de la cornada. Tarde dura con Espada volteado
Juan Leal tuvo que matar cuatro toros por los percances sufridos por sus dos compañeros en los últimos toros.
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Tarde dura la vivida en Las Ventas. Los tres toreros resultaron volteados y dos de ellos acabaron en la enfermería. Francisco José Espada tras una fea voltereta en el quinto e Isaac Fonseca tras ser corneado en la espalda por el sexto.
Hasta el tercio se fue Juan Leal para recibir con una larga cambiada al primero de la tarde. Se lo pensó el de Pedraza, que acometió al engaño salvando la suerte perfectamente el torero francés. El toro del hierro salmantino apuntó pronto su buena condición pero también que le costaba entregarse al final de cada lance. Inició la faena Juan de rodillas, viviendo un momento de apuro cuando intentó rematar con una arrucina de la que salió rebotado. A derechas basó la faena, templada, pero sin apretar nunca por abajo. Al natural tampoco hubo comunión entre toro y torero. Tuvo que recurrir a su ya consabido arrimón final antes de dejar una estocada casi entera en todo lo alto de la que salió el toro rodado.
El cuarto fue un armario empotrado que derribó a Juan Leal con los cuartos traseros en el prólogo muleteril. Después, comenzó pronto a desentenderse de las telas y a acortar sus viajes. Se extendió en demasía la faena, lo que provocó el enfado de los tendidos.
Francisco José Espada vio como su primero, un enclasado toro de Pedraza al que se le acabaron muy pronto las fuerza, volvía a los corrales. Al sobrero, un feísimo y viejo ejemplar de Chamaco, se le acabó pronto el depósito de casta. Lo intentó el fuenlabreño, pero con semejante mole de carne desrazada fue nulo el lucimiento.
El momento más duro de la tarde de Espada se vivió cuando citó al quinto con la mano derecha y éste le desequilibró con las patas traseras. Se levantó el madrileño pero fue más rápido el toro, que le prendió por el inicio de la taleguilla y le lanzó por los aires. Tremendos los derrotes que soltó el toro con el diestro volando por su anatomía. Cayó como un guiñapo Espada, que se quejaba de la cabeza. Fue conducido a la enfermería y tras unos minutos de incertidumbre, se indicó a Juan Leal que se hiciese cargo del animal. Algunos protestaron injustamente que el galo quisiese hacer faena, por lo que el diestro abrevió.
Isaac Fonseca tuvo la suerte de encontrarse con “Liriquillo”, un ejemplar de excelsa clase que algunos protestaron. Su gran cuerpo aún podía dar cabida a más kilos, pero bien es verdad que sus hechuras no podían ser más buenas. El de Pedraza embistió con ritmo y buen son a la muleta de un entregado Fonseca, que después de su clásico inicio de faena de rodillas, templó las buenas embestidas de su oponente. Lo mejor llegó al final, cuando al natural dejó la muleta muerta y tiró de las embestidas con profundidad y limpieza en el trazo. Una estocada delantera pero arriba le hizo valedor de una oreja
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El remiendo sexto, un toro cinqueño, muy serio y de aviejada expresión de Torrestrella que en cuanto pudo se echó a los lomos al torero de Morelia. En el segundo derrota se presintió la cornada en la espalda. Los posteriores gestos de dolor de Fonseca lo confirmaron. Juan Leal tuvo de nuevo que hacerse cargo del toro para finiquitar la tarde. Se hizo larga la espera hasta que el parte médico del doctor García Padrós confirmaba que no había tocado órganos vitales a pesar de la gravedad del percance.