1ª FERIA DE SAN FERNANDO

Morante de la Puebla brilla en el regreso de los festejos taurinos a Cáceres

El sevillano cuaja una buena actuación y corta una oreja a cada toro de su lote. También sale a hombros Hermoso.

Morante durante su actuación este viernes en Cáceres

Agencia EFE

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Han vuelto los toros a Cáceres, tras cuatro años sin ellos por las razones más peregrinas. Y los aficionados han respondido, pues han llenado en buena medida los tendidos, especialmente los de sombra, pues era una heroicidad sentarse al sol. Y la tarde hubiera estado mejor si los toros de lidia a pie hubiésen estado mejor presentados, que no lo estuvieron.

Lo mejor lo ha hecho Morante de la Puebla en sus dos toros, a los que hizo faenas inspiradísimas, de parecido concepto.

Al segundo de la tarde le cuajó cuatro verónicas lentas y cadenciosas, rematadas con la media. El inicio de faena fue primoroso, dos pases por alto, dos trincherillas, dos pases de la firma, el cambio de mano y el de pecho, Morante en su salsa. Con la diestra acompañaba con todo, y al natural, de uno en uno y de bello trazo. Toro a menos, una serie con la derecha plena de naturalidad y otra con la zurda muy hermosa. Un torito de gran nobleza, que duró lo justo para que Morante le hiciera una hermosa faena. Oreja.

Bellísimos los tres delantales y la media con los que el sevillano recibió al quinto. Con cuatro ayudados por alto, el del desprecio y el de pecho comenzó su faena. Justo de fuerzas el animal.

En redondo, cuatro muletazos de gran suavidad, corría la mano con dulzura y le dejaba la muleta puesta. Sonaba el pasodoble Morante de la Puebla, una bella composición. El toro a menos, había que llevarle con mucha suavidad, como hacía Morante. Y en eso llegó lo más hermoso, los muletazos de uno en uno, y cada uno una obra de arte. Una gran faena la de Morante, todo un paradigma de buen toreo, engrandecido por el sentimiento que este torero pone cuando se siente a gusto.

También Juan Ortega lució ante el tercero. Primero en el quite con el capote con tres chicuelinas primorosas por elegantes y tres medias de remate a cámara lenta.

inició la faena con tres ayudados por alto, siguió por abajo, la trincherilla, el de la firma y los pases de rodilla genuflexa, ya santo y seña de este torero. En redondo una tanda muy hermosa, y una segunda del mismo concepto, toques sutilísimos, le dejaba la muleta puesta y componía con el toro con gran naturalidad. Faena larga, por el pitón izquierdo el animal no era el mismo, aunque se puso al natural. Una obra de mucho sabor a un toro que tuvo un buen pitón derecho y cierta aspereza ppr el izquierdo.

El sexto fue un animal con genio que impidió todo lucimiento.

Pablo Hermoso de Mendoza se despedía de Cáceres y salió con Morante a hombros. Tuvo un primer toro un punto soso pero se hizo aplaudir en su cabalgar a dos pistas. Sin embargo la faena se mantuvo en un punto medio.

El cuarto fue un toro de bonitas hechuras, alegre de salida, luego a menos por su querencia a tablas, pero el mérito del navarro fue sostenerlo en los medios. Fue una faena desigual pues el animal le tropezó en un par de ocasiones sus monturas. Sobre Malbec hizo lo mejor, llegar en corto al burel para clavar con limpieza. Fulminante el rejón de muerte y dos orejas, en una tarde que no ha sido de las mejores de su carrera.