CULTURA

Juan José Padilla, Premio Nacional de Tauromaquia 2018

Es un reconocimiento a un torero, el jerezano que ha alcanzado "incontestables triunfos en las principales plazas del mundo".

Juan José Padilla, último Premio Nacional de Tauromaquia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El jurado ha querido reconocer su figura "en el año de su retirada de los ruedos" y ha ensalzado también los valores de "esfuerzo, entrega y capacidad de superación dentro y fuera de los ruedos" que encarnan la personalidad y trayectoria de Padilla.

"Recibo tanto del pueblo que jamás imaginé que las instituciones también pudieran acordarse de mí. No merezco tanto cariño, de verdad, yo no he dado ni la mitad de todo lo que he recibido a lo largo de mis 25 años de profesión. Pero estoy feliz, tremendamente feliz. Es el mejor broche posible a mi carrera", ha afirmado Padilla en declaraciones a Efe.

El Premio Nacional de Tauromaquia, que este año cumple su sexta edición y está dotado con 30.000 euros, reconoce la labor meritoria de una persona, entidad o institución durante la temporada española de 2018 en el ejercicio de las diferentes actividades y manifestaciones de la Tauromaquia.

Pero más que a una temporada en concreto, para el "Ciclón de Jerez" este premio viene a reconocer "toda esa enseñanza" que ha ido adquiriendo desde que con solo ocho años decidiera que quería ser torero, "la ética y los valores adquiridos" de una profesión que ha vivido "intensamente", añade.

También a todos "esos tributos" que ha tenido que pagarle al toro durante toda su carrera, traducidos éstos en las 39 cornadas y cicatrices que recorren prácticamente cada centímetro de su piel, lo que demuestra esa frase que tantas veces ha acuñado y que dice aquello de que "el sufrimiento es parte de la gloria".

Padilla, que se encuentra en México donde pondrá fin a la temporada de su adiós a los ruedos, se une a la nómina de otros premiados en la que también figuran los diestros Paco Ojeda (2013) y Enrique Ponce (2017), el fotógrafo taurino Francisco Cano "Canito" (2014), la Escuela de Tauromaquia de Madrid, Marcial Lalanda (2015) y el ganadero Victorino Martín Andrés (2016).

Un elenco del que se siente "orgulloso" de formar parte, aunque lo que de verdad le producía una tremenda satisfacción y que, incluso, le ha hecho romperse a llorar durante la conversación telefónica ha sido acordarse, sobre todo, de su gente y su familia, "los que han sufrido casi más que yo todos los tragos que les he hecho pasar".

"Mira que he sentido emociones fuertes, pero esta llamada, esta noticia, este premio ha sido lo más bonito, emocionante y gratificante de mi vida", concluía entre lágrimas Padilla.

El jurado del Premio Nacional de Tauromaquia ha estado presidido por Román Fernández-Baca, director general de Bellas Artes, ha actuado como secretario, Antonio Amorós Mayoral y han participado, asimismo, como vocales cerca de una decena de personalidades cercanas al mundo del toro.

Juan José Padilla (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1973) ha sido uno de los toreros más importantes de las últimas décadas gracias, sobre todo, a su cariz mediático, su entrega más absoluta en el ruedo y, también, por haber sido uno de los diestros más castigados por los toros, con las 39 cornadas que recorren su cuerpo, la más grave, la que sufrió en Zaragoza en 2011 y le costó la pérdida del ojo izquierdo.

Tomó la alternativa en la plaza de toros de Algeciras el 18 de junio de 1994 de manos de Pedro Castillo y en presencia del Niño de la Taurina.

Torero gladiador en sus primeros 18 años como matador, encasillado siempre en las corridas duras y todo un especialista en "miuras", su vida dio un vuelco de 180 grados cuando un toro de Ana Romero le corneó en la cara en 2011 en Zaragoza, percance en el que perdió el ojo izquierdo.

Pero lejos de suponer el final de su carrera, Padilla volvió pocos meses después a los ruedos, ya ataviado con un parche en el ojo para cumplir otros siete años más de profesión.

Esta temporada de 2018 ha sido la última en activo del torero jerezano, que se despidió de los ruedos españoles el pasado mes de octubre en la Feria del Pilar de Zaragoza