ANIVERSARIO
'Paquirri', a 35 años de su muerte en Pozoblanco
Hoy jueves, 26 de septiembre, se cumplen 35 años de la muerte del diestro Francisco Rivera 'Paquirri' tras una cornada en Pozoblanco (Córdoba).
Madrid - Publicado el - Actualizado
5 min lectura
El recuerdo del torero Francisco Rivera 'Paquirri' sigue aún vivo en los muchos aficionados que aún recuerdan su concepción total de la lidia, con dominio de todos los tercios, y en buena parte de una sociedad que se vio conmocionada por su muerte en Pozoblanco (Córdoba) el 26 de septiembre de 1984, hace hoy treinta y cinco años.
Francisco Rivera 'Paquirri' había contratado la última corrida de la temporada de 1984 en un pueblo de la provincia de Córdoba sólo unos días antes de marchar a América con su segunda mujer, la tonadillera Isabel Pantoja, mientras maduraba la idea de una retirada que, con 36 años cumplidos, no podía estar lejana.
El recordado diestro de Barbate llegó a Pozoblanco en la madrugada del 26 de septiembre en su BMW, conducido por su hermano Antonio después de haber actuado en la plaza de Logroño en la jornada anterior; mientras que su cuadrilla llegaría algo después en el ranchera que usaban para sus desplazamientos.
Rafael Torres, uno de los banderilleros que actuaban aquella campaña a las órdenes de Paquirri junto a José Pichardo, Gregorio Cruz Vélez y los picadores Rafael Muñoz y José Luis Sánchez, recuerda nítidamente los pormenores de aquel día que iba a marcar la actualidad social e informativa de todo el año.
"Por la mañana fuimos al sorteo y de vuelta al hotel le comentamos a Paco los toros que le habían tocado. 'Avispado' era el más chico, el más bonito de toda la corrida. Después de almorzar nos pusimos a jugar a las cartas. Le gustaba quitarnos el dinero a todos y no paraba hasta que nos desplumaba", recuerda el banderillero.
El periodista cordobés José Toscano fue otro de los testigos de aquella corrida y el responsable indirecto de la filmación que acabaría dando la vuelta al mundo, ya que su insistencia permitió que Antonio Salmoral, cámara colaborador de TVE, viajara a Pozoblanco junto a él y filmara la agonía del torero en la enfermería de la plaza.
Mientras tanto, el día avanzaba y después de jugar aquella partida de cartas, el mozo de espadas del torero, su tío Ramón Alvarado, advirtió de que había llegado la hora de vestirse de luces.
Los testigos de aquella jornada recuerdan a un Paquirri inusualmente bromista y comunicativo que a la hora de marchar a la plaza aún presumía de haber "limpiado" a sus compañeros de cartas.
Francisco Rivera compartía cartel con Vicente Ruiz 'El Soro' y José Cubero 'Yiyo' un emergente y jovencísimo diestro madrileño; los toros pertenecían a la divisa de Sayalero y Bandrés, y la plaza se había llenado hasta los topes.
Paquirri cortó una oreja al primero de su lote, brindado a un novillero casi desconocido llamado Manuel Díaz del que se rumoreaba que era hijo de El Cordobés; Yiyo y El Soro empataron a dos orejas y el valenciano ofreció los palos a Paquirri, que salió apurado de un par.
Había llegado la hora de la salida del cuarto, 'Avispado' , un ejemplar poco aparatoso pero muy astifino al que recibió en los tendidos de Sol.
"Le perdió un poco el respeto a 'Avispado'. Lo toreó pegando lances mirando al tendido. El toro era sensacional aunque en la brega le hizo dos cosas raras y en la segunda le echó mano. Se estaba aguantando al toro en el burladero de la tercera suerte y Paco lo llamó desde los medios para llevarlo al caballo", recuerda Rafael Torres.
Pero el toro no obedeció al capote: "Lo vio y se fue a por él. El caballo se estaba colocando y el toro hizo como un amago de irse para el picador. Paquirri lo llamó y en ese momento el animal se le venció por el pitón izquierdo. ¡Ay¡ Paco rectificó ligeramente pero se quedó tal cual. El toro se volvió, abriéndose, y él le perdió pocos pasos", evoca el prestigioso banderillero.
La cornada era ya inevitable. "El toro se le volvió a colar y no le dio tiempo de nada; le pegó medio lance pero el animal le arrolló y le metió el pitón hasta la cepa". A partir de ahí, comenzaba la grabación del impresionante documento que valió el Premio Nacional de Periodismo para Antonio Salmoral.
"Los que llevaban a Paquirri equivocaron el camino hacia la puerta de toriles y tuvieron que rectificar. Yo fui el tercero que entró allí. Los doctores Eliseo Morán y Ruiz González ya estaban preparados para intervenir. El cristal de la puerta estaba roto porque no encontraban la llave y tuvieron que darle una patada para abrir", refiere Toscano.
Empezaba la angustiosa operación para intentar taponar la hemorragia. El muslo derecho sangraba profusamente. Hubo algunas dudas con el grupo sanguíneo del torero y tuvieron que llamar al hotel para despejarlas. Mientras tanto, el torero invocaba la presencia de Ramón Vila, el prestigioso cirujano sevillano, ya fallecido.
Paquirri pidió calma y se dirigió a Eliseo Morán, el cirujano que atendía la modesta enfermería de Pozoblanco: "Doctor, yo quiero hablar con usted porque si no, no me voy a quedar tranquilo. La cornada es fuerte. Tiene al menos dos trayectorias. Una para allá y otra para acá. Abra todo lo que tenga que abrir y lo demás está en sus manos". El torero pidió agua, "sólo es para enjuagarme", advirtió. En pocos minutos iba a emprender viaje a Córdoba.
Paquirri fue instalado en una modesta ambulancia. En aquel vehículo, recuerda Toscano, iban el chófer, Francisco Rossi; Ramón Alvarado, Paquirri y el anestesista Paco Funes. Detrás venían otros médicos y Juan Carlos Beca Belmonte, representante diestro de Barbate. Habían convenido en que si la ambulancia paraba es que Paquirri había fallecido. Y efectivamente, la ambulancia paró en la llamada Carrera del Caballo, casi a las puertas de la ciudad.
Pero a Paquirri aún le quedaba un hálito de vida, según supo Toscano por Funes, el anestesista: "hubo un momento en el que el cuerpo reaccionó, tomó aire, y Funes ordenó al chófer que continuara. ¡Paco, cierra la puerta y tira para adelante! Ramón Alvarado había descendido a buscar al médico que venía detrás: ¡se muere!"
Pero no hubo tiempo para llegar al Reina Sofía, tal y como se había previsto, y la ambulancia paró en el antiguo Hospital Militar, a la entrada de Córdoba. Paquirri entró cadáver. Los médicos militares sólo pudieron certificar su muerte mientras los alrededores del centro se llenaban de un inmenso gentío.