MADRID

Una mansada de López Gibaja desluce la segunda novillada nocturna de Las Ventas

Solitaria vuelta al ruedo para Álvaro de Chinchón en el tercer novillo. Álvaro Sánchez y Carlos Domínguez, silenciados.

Derechazo de Álvaro de Chinchón al tercer novillo de Antonio López Gibaja

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Una novillada mansa y desrazada de la divisa de López Gibaja deslució por completo, con su escasísimo juego. el festejo nocturno de hoy en Las Ventas, segundo del certamen de novilleros anunciado durante los jueves de julio.

La única vuelta al ruedo de la sesión, tras una inexplicable e injustificada petición de oreja, logró darla Álvaro de Chichón a la muerte del tercero, que se rajó y le volvió grupas al poco tiempo de abrirle el trasteo de muleta. El madrileño, que debutaba en Las Ventas, le acosó en tablas para así poder ligarle, únicamente, cuatro o cinco derechazos.

Y con ese bagaje se conformó el amable público que acude a cenar y a beber a los tendidos en estos festejos, hasta el punto de que, al matar también a la primera, solicitó para él esa oreja que, por falta de suficientes argumentos, negó la presidencia. El último se rajó ya en banderillas, pero aún le regaló una docena de arrancadas de escaso celo que Álvaro Chinchón movió con facilidad y sin excesivas apreturas.

Álvaro Sánchez, de marino y oro: dos pinchazos, pinchazo hondo y descabello (silencio tras aviso); estocada delantera desprendida (ovación). Carlos Domínguez, de negro y oro: estocada caída (silencio); estocada caída muy trasera (silencio). Álvaro de Chinchón, de purísima y oro: estocada desprendida (vuelta al ruedo tras petición de oreja); dos pinchazos, media estocada delantera y descabello (silencio tras aviso).

Álvaro Sánchez, que se también presentaba en Madrid después de haber estado varias temporadas fuera de los ruedos, se aplicó con mayor firmeza ante su lote de la mansada, como ya se vio con un primero que volteó aparatosamente, y sin consecuencias, a su banderillero Juan Carlos Rey y que, sin humillar, vació rápidamente su casi nulo depósito de bravura.

El novillero alcarreño estuvo muy por encima de éste y también de un cuarto muy deslucido, que prometió más de salida y que le rajó la taleguilla cuando se le vino encima en la apertura de rodillas de una faena de muleta que pecó de demasiado larga ante la falta de clase y los cabezazos constantes del utrero en el último tercio.

Por su parte, el extremeño Carlos Domínguez no logró apenas momentos destacados en su actuación, ni con el segundo, tan manso en varas como el anterior y que no tomó ni una sola vez los engaños por abajo. Estuvo insistente con éste, a pesar de todo, y también con el quinto, un novillo basto y ancho de sienes con el que se le vio más tesonero que acertado.

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