Les invito a conocer a un animal excepcional y fascinante: la rata topo desnuda

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Aún no les había contado que la rata topo desnuda es originaria del cuerno de África (Somalia, Yibuti, Eritrea y Etiopía), que habita en madrigueras, al no tener pelo ni una capa de grasa aislante bajo la piel tiene que regular su temperatura corporal en función de las fuentes de calor a las que se enfrenta en su día a día, de tal forma que si se encuentra con un ambiente muy caliente, se desplaza hacia un lugar más fresco de la madriguera, mientras que si tiene frío, busca un sitio caliente o se apiña para elevar entre todos la temperatura.

Esta especie ya es extraordinaria por ser el único mamífero de sangre fría; puede llegar a vivir 18 minutos sin oxígeno y hasta cinco horas con una cantidad de oxígeno mínima (un humano comienza a sufrir al minuto, incluso puede morir), para ello modifica su metabolismo y su cerebro consume fructosa como fuente de energía, tal y como lo hacen las plantas (este proceso puede ayudarnos a superar entre otras enfermedades una embolia que supone que el flujo del oxígeno hacia el cerebro se interrumpe provocando la muerte de las células cerebrales en minutos).

Y si nos fijamos en sus costumbres, esa excepcionalidad sigue aumentando: es una especie eusocial como las abejas y las hormigas -viven juntas dos o más generaciones; los adultos cuidan de las crías y están divididos en una casta reproductora y una casta no reproductora-. Tienen perfectamente definidos los roles con una reina líder de la colonia y el resto de individuos actúan como trabajadores. La reina es la única hembra fértil, el resto tiene su sistema reproductor anulado. En cada colonia (compuesta, al menos, por 60 individuos, pero pueden llegar a cohabitar hasta 300), viven de uno a tres machos que se reproducen con la reina y mantienen una relación que dura varios años. Si la reina muere, otra hembra será la que asume su papel para que la colonia siga funcionando.

Su inteligencia es de tal magnitud, dice la profesora de fisiología y metabolismo de la Universidad de Bradford, en el Reino Unido, Gisela Helfer, que si diseccionamos sus madrigueras veríamos las cámaras en las que anidan, las "guarderías" en las que cuidan a sus crías y los baños para mantener limpios sus hábitats.

Su sistema de comunicación entre ellas también es excelente, no lo saben genéticamente sino que se lo enseñan de generación en generación, incluso, cada colonia puede tener, digamos, su propio dialecto o dialectos. Que conozcamos tienen 18 registros con los que realizan llamadas de alarma, sonidos muy agudos con los que se avisan para la recolección de alimentos, para el apareamiento e incluso para prepararse para el baño.

Sin duda, este estilo de vida aumenta sus posibilidades de supervivencia amenazada por depredadores como las serpientes que son su principal causa de muerte.