Este es el verdadero motivo por el que las naranjas se venden en mallas de color rojo
Con las mandarinas ocurre lo mismo y es que este envase tiene un significado realmente importante a la hora de comprar
Madrid - Publicado el - Actualizado
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¿Te has dado cuenta de que las naranjas se venden en bolsas de malla de color rojo? Cuando vas al supermercado y llegas al pasillo de las frutas, estos cítricos suelen estar ya envasados en bolsas de distintos pesos, pero todas tienen algo en común. Son envases de malla de color rojo.
La cuenta de TikTok de 'Píldoras culturales' explica en un reciente vídeo el verdadero motivo de este tipo de envasado. Es muy sencillo, "puro marketing".
Para explicarlo, recurre a un ejemplo gráfico que es muy visual y nos ayuda a entenderlo de una forma muy clara. En una imagen, vemos 12 bolas que parecen de tres colores distintos. Sin embargo, tan solo es una ilusión óptica.
"Realmente las bolas son del mismo color, lo que pasa es que nuestra percepción cambia en función del color de las líneas que se superponen a esta especie de beige o marrón claro de las bolas", explica el vídeo, que acumula más de 1,3 visitas.
Este fenómeno tiene un nombre, es lo que se conoce como "ilusión óptica de Munker o Munker-White". Debido a este, "las bolas atravesadas por línea rojas parecen de un color rojizo" y algo similar ocurre con las naranjas en su envase.
"Si a una naranja la aplicamos este efecto, tendremos como resultado un naranja aún más intenso que nos incitará a comprarla porque nos parecerá súper apetitosa", añade el joven.
La enfermedad que popularizó el zumo de naranja
Lo que no saben muchos amantes es que el zumo de naranja llegó a ser indispensable en nuestra mesa por las mañanas gracias a una campaña publicitaria 'engañosa'. A principio de la década de los 20 del siglo pasado, los vendedores de zumo de naranja no conseguían llevar sus productos a los hogares de Estados Unidos. Se decía incluso que la naranja engordaba o producía dolencias estomacales
el principal motivo de la falta de alcance fue su distribución en lata. El zumo se envasaba en un recipiente de aluminio, donde el sabor se metalizaba y generaba un sabor fuerte y poco atractivo para el consumidor.
El punto diferencial que consiguió despegar el proyecto de los zumos de naranja era que este producto curaba la acidosis. El bioquímico americano, Elmer McCollum afirmó que era posible curar esta dolencia gracias al consumo de estos jugos. Esta idea, de dudosa credibilidad médica, se impulsó gracias a una publicidad en la que explicaban cómo una mujer no tenía marido por culpa de este problema.
A pesar de los numerosos científicos que señalaban que esta hipótesis era falsa, la ignorancia de la época se apoderó de los millones de estadounidenses y el zumo de naranja comenzó a coger fuerza.
Cómo exprimir correctamente una naranja
De entrada no debemos colar el zumo, ya que quitaremos la poca fibra que pueda tener y nos quedaremos sobre todo con agua y fructuosa.
Por otro lado, las hebras blancas que vemos en la naranja tienen su razón de ser y son importantes. El albedo, como se llama la capa blanca que nos encontramos entre la cáscara y los gajos, contiene muchos nutrientes y la mayor parte de la fibra de la naranja, que será la que ayudará a saciarnos y a impedir que nuestro intestino asimile la grasa.
Por ello, lo mejor es lavar bien las naranjas y pelarlas con un pelador de patatas para eliminar una capa muy fina de la naranja y dejar la piel blanca. Tras este paso, es momento de cortar la naranja en dos y comenzar a exprimirla, dejando que caiga la piel blanca.
Es posible que el sabor del zumo sea un poco más amargo, pero conseguiremos aprovechar todos los nutrientes de la naranja, reducir nuestro apetito y mejorar nuestro tránsito intestinal.