Los mejores remedios para cuidar nuestros pies este verano

Pese a que no siempre les prestemos la atención que merecen, nuestros pies son una parte esencial del cuerpo y, además, de las que más sufre. Es por ello que debemos cuidarlos a diario para evitar dañarlos o, peor aún, que nos causen un problema de salud grave.

Además de aguantar el peso de todo el cuerpo, muy a menudo con un calzado inadecuado, los pies soportan también un desgaste permanente. Aparte del típico dolor por los tacones, o de una ampolla por un zapato recién estrenado, hay otras dolencias relacionadas, por ejemplo, con la dilatación de los pies ante la llegada del calor.

Tacones Además de las clásicas plantillas de gel, ¿sabías que los zapateros incorporan una pieza de goma a la suela del calzado para amortiguar la pisada? Tiene forma de herradura, y suele costar unos diez euros. Ampollas Si puedes evitarlo, no las pinches nunca. Si se te vacían solas, pasa una aguja desinfectada con hilo, como si la cosieras, y déjalo dentro.

Dilatación, hay que hacer una transición entre las sandalias y las botas, porque los pies se dilatan en verano a causa del calor y tardan un tiempo en volver a su tamaño normal. No te asustes si no te valen las botas de un año para otro; paciencia. Higiene En el momento de la ducha, lava los pies a fondo y sécalos en profundidad, y así evitarás la aparición de hongos. Elegir un zapato transpirable y calcetines de algodón también es clave para mantener alejados el mal olor y las bacterias.

Hidratación No te olvides de ellos cuando llegue el momento de hidratar la piel. Uñas: Córtalas a menudo. Normalmente, deja una forma recta y lima las esquinas con una lima, preferiblemente, de cartón.

La fascitis, uno de los principales problemas en nuestros pies

Básicamente, la fascitis plantar consiste en la inflamación de la fascia plantar, que es una banda de tejido elástico que va desde el talón hasta la zona metatarsal, que se sitúa delante de los dedos. ¿Por qué se produce esa inflamación? Pues porque estamos alterando y restringiendo las zonas de apoyo de nuestro pie, que además son las que soportan todo nuestro peso corporal.