Le prohíben entrar a una discoteca en Murcia y lo que hace para colarse hace que acabe en la policía
Lo ha explicado en sus redes sociales y se ha llevado mucha aprobación por parte del resto de usuarios
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Ahora que llega el fin de semana, seguro que ya estás haciendo muchísimos planes con tus amigos y tu entorno más cercano para aprovechar el tiempo libre. Es posible que en tu agenda esté tomar el aperitivo con algún familiar, después comer con tu pareja, y por la tarde y noche, quedar con tus amigos para cenar y salir de fiesta.
Son muchos los que hacen este último plan, pero sobre todo, los más jóvenes, que suelen tener más resistencia para aguantar por la noche. Claro, que depende de la edad que tengan, porque si son menores de edad, puede que no les dejen entrar en una discoteca. Por eso, es muy habitual que, antes de entrar, te pidan una identificación para acceder al local.
A veces, sin embargo, no sale como uno quiere. Y si no, que se lo digan al amigo de Davo, un joven de Murcia que ha contado, a través de las redes sociales, su historia. Resulta que fueron a una discoteca, y en la puerta, les pidieron sus identificaciones. Todos ellos eran mayores de edad, por lo que, en principio, no tenía que haber problema.
Sin embargo, uno de ellos no pudo acceder porque se había dejado el DNI en casa, y no pudo entrar. Claro, que él no quería seguir sin sus amigos, por lo que ideó una estrategia. No hizo otra cosa que ir a la Policía y denunciar la pérdida del DNI para que le expidieran otro documento y poder entrar.
Además, acabó con final feliz, porque con ese nuevo documento, sí que pudo entrar a la discoteca.
Elia, que faltó un día a la clase de un profesor, y decidió escribirle a una compañera suya que sabía que había tomado muy buenos apuntes. "Perdona, ¿no tendrás los apuntes de la clase de Francisco, verdad?" le preguntaba ella.
Enseguida, su compañera le respondía y le espetaba un "lo siento". Era entonces cuando Elia le preguntaba, "¿eso es que no?". Y ahí, a través de un audio, es cuando esta compañera se enfurecía y le daba una respuesta mucho más extendida.
"Si quieres una explicación más larga, soy una persona enferma que se ha dejado el c*lo por ir a cada clase de ese señor, me he dejado la vida por apuntar lo que salía de esa boca. No te conozco de nada, claro que no te voy a pasar mis apuntes. Sonaré a hija de pu*a o lo que quieras, pero cada uno tiene que ganarse las cosas" le respondía.
Entonces, Elia le decía que "vale, me hubiera bastado con un no".
Una estudiante de Madrid alucina cuando llega a clase y ve a una de sus compañeras
María Rosa tiene 44 años y ha sido compañera de instituto de su hija Alejandra. Es verdad que las dos acaban de graduarse, mientras trabajan en el mismo restaurante. Ella vino desde Panamá hace casi 20 años y, desde que llegó, ha trabajado limpiando casas y lavando platos en restaurantes. Pero hace unos cuantos años sintió que necesitaba un poquito más.
Lo que hizo fue consultar con sus hijos y estos le animaron a sacarse el título de secundaria. Alejandra y Julián son los que le apoyaron en todo momento y eso, pues incluía que los dos tuvieran que empezar a trabajar para colaborar en casa. María Rosa aprobó la ESO en una escuela de adultos, recuperó la confianza y se dio cuenta de que le gustaban las matemáticas, que se le estaban dando bien y se apuntó a un Grado Medio de Formación Profesional en Administración y Finanzas. Pues no sabía que su hija Alejandra se había inscrito en un grado superior de FP en el mismo centro.