¿Son tan milagrosas las dietas hiperproteicas como nos quieren vender?
Prometen una bajada rápida de peso y no pasar hambre, pero hasta qué punto es real y sostenible en el tiempo
¿Son tan milagrosas las dietas hiperproteicas como nos las quieren vender?
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Quien haya seguido una dieta sabe que el tiempo que esta dure es un factor importante para garantizar su éxito. Por eso son muchos los que optan por dietas como la hiperproteica o cetogénica, -altas en proteínas- que prometen bajar de peso rápidamente, controlar el apetito y la saciedad. ¿Pero hasta qué punto es tan milagrosa como nos venden?
Cualquier dieta que "baje drásticamente los hidratos de carbono es milagrosa porque va a conseguir una bajada rápida de peso", explica a COPE la doctora María José Crispín, médico-estético y nutricionista de Clínica Menorca. "Estas dietas funcionan muy bien porque disminuyen la ingesta de bastantes calorías y eliminan mucho líquido, deshinchándonos, con lo que parece que la pérdida es mucho mayor".
Además las proteínas, "dan saciedad y evitan la pérdida de masa muscular" y si le sumamos que a la mayoría le gustan, se consigue la combinación 'perfecta'. Lo malo de este tipo de dietas milagro es para que funcionen de verdad "hay que hacer un mantenimiento a largo plazo, y a mucha gente eso le resulta difícil".
No obstante, se da la circunstancia de que el consumo de proteínas en la mayoría de las personas occidentales que no hacen dieta "excede con mucho la cantidad recomendada, -más de 1,5 g por kilo al día-, con lo que la mayor parte de la población estaría haciendo dieta hiperproteica".
LA RAZÓN DE SU 'ÉXITO'; PROS Y CONTRAS
La mayoria buscamos ver reflejado nuestro esfuerzo lo antes posible en la báscula "y eso lo consiguen estas dietas. Además, "las proteínas sacian más o menos bien y no se tienen que pesar cantidades, lo que permite mantener la vida social y comer fuera de manera más sencilla".
También permite eliminar los hidratos ‘malos’, los azúcares, repostería, helados, refrescos, alcohol, al igual que no se consumen harinas refinadas, pan blanco o pasta no integral, "lo que ayuda a mejorar la salud" y "aumentan la ingesta de grasas buenas como el aceite de oliva virgen extra, nueces, pescado azul o el aguacate". En el caso de las dietas que también permiten las grasas malas, "el paciente debería escoger las buenas".
Por el contrario, provocan "estreñimiento por falta de fibra" y tienen un "fácil efecto rebote a la hora de reintroducir los hidratos".
Además, advierte la doctora Crispín, "si realmente es hiperproteica, el exceso crónico de aporte de proteína podría aumentar el ácido úrico en sangre y sobrecargar el hígado y el riñón".
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Pero, ¿cuáles son estas dietas 'hipoerproteicas'?
· Atkins, Ducan, Cetosis."Reducen muchísimo el consumo de hidratos de carbono, tanto buenos como malos, es decir también se restringe el consumo de frutas y ciertas hortalizas. Estas dietas además permiten comer proteínas y grasas con más o menos libertad. Estas dietas sí pueden ser hiperproteicas y pueden también ser criticadas por no limitar las grasas ‘malas’ y por faltar la fibra de las frutas".
· Dietas hipocarbonadas. "También reducen los hidratos de carbono, pero no tanto como en las anteriores, ya que en este saso sí se permiten las frutas. Se recomiendan proteínas y grasas ‘saludables’ en calidades razonables, y se reduce mucho el consumo de grasas malas. Esta dieta no es hiperproteica porque las cantidades de proteína son moderadas".
· De aporte proteico. "Se trata de dietas con sustitutivos proteicos en cantidades muy controladas. Aunque se llamen coloquialmente hiperproteicas, en realidad no lo son".