"En la Iglesia la suerte de unos es la de todos, el mal de unos afecta a todos y exige reaccionar"

"La participación en la Santa Misa es el momento más importante de la celebración cristiana del domingo", comienza monseñor José Rico Pavés en su reflexión semanal ante este que será ya el que abra la XXIII del Tiempo Ordinario. "Congregados por el Señor, los discípulos de Cristo comienzan la nueva semana actualizando el triunfo de la Resurrección, acontecimiento fundamental de nuestra fe que da sentido a todo lo que hacemos o padecemos", añade.

Pero "la celebración de la Eucaristía dominical no es sólo alimento de la vida de fe sino también cauce provilegiado para vivir la relación con el Señor con la conciencia de ser miembros de la Iglesia". "Quien celebra bien el domingo se descubre amando cada vez más y de forma espontánea a la Iglesia y crece en el deseo de colaborar en su misión evangelizadora" así como "cuando por el contrario se celebra mal el domingo o se vive la participación en la misa como un acto individual y aislado se deforma la pertenencia eclesial y las exigencias del Evangelio se acaban acomodando a los propios gustos, entonces la fe termina considerando una carga y se rehúye la relación con los demás miembros de la Iglesia".

Esta reflexión del pastor diocesano asidonense llega "cuando nos estamos preparando para el comienzo de un nuevo curso pastoral" y "el Señor sale a nuestro paso y nos regala su Palabra que se proclama viva en la Liturgia llamándonos a proteger la alegría de pertenecer a la Iglesia". Explica que "custodiar la comunión en la Iglesia no consiste primariamente en un ejercicio que permite que nos llevemos bien los que formamos parte de ella, es mucho más, es dejarse amar con el amor de la Trinidad y dejar que este amor esté en el centro de nuestra vida". "En la Iglesia la suerte de unos es la de todos, el mal de unos afecta a todos y exige reaccionar ante ese mal con responsabilidad", sentencia y añade "quien corrije a quien yerra le salva y se salva a sí mismo".

"En el Evangelio de este domingo, Jesucristo nos enseña a cuidar la comunión en el seno de la Iglesia proponiéndonos tres tareas inaplazables", concluye monseñor Rico detallándolas del siguiente modo:

"Son tareas fundamentales para caminar juntos como hijos de la Iglesia y comenzar un nuevo curso esperanzados", explica dedicando una referencia especial a las celebraciones marianas que acoge cada mes de septiembre: "Nos vuelven a recordar la necesidad de mirar siempre a María Santísima, de Ella aprendemos también el arte de proteger la alegría de la Iglesia, de cuidar más a Jesucristo en nuestra propia vida para llevarlo a los demás, Él es nuestra alegría".

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