La incertidumbre de las tabernas cordobesas

Sumidos en ERTES y con problemas para cumplir las medidas exigidas para su reapertura, los bares del centro de Córdoba viven momentos complicados a pesar de su centenaria tradición

La incertidumbre de las tabernas cordobesas

Toni Cruz González

Córdoba - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

En el siglo XIX alguien acuñó aquella famosa frase de “Córdoba, ciudad bravía. Más de mil tabernas y una sola librería”. Más allá de la injusticia que puede contener para la ciudad esta cita apócrifa, Córdoba es una ciudad donde las tabernas y bares tienen una tradición secular que hacen que, desde que Cervantes citara la Posada del Potro en El Quijote, sean un atractivo más para propios y extraños.

La semana pasada los amantes de la caña bien tirada se llevaron las manos a la cabeza cuando Manuel Carrasco, dueño del Bar Correo, mandó un mensaje desalentador en Facebook: “Cumplimos el 89 aniversario del bar y no hemos podido celebrarlo. El bar de momento no se va a abrir, porque no es viable. No puedo estar con tres personas dentro del bar y seis en la calle. Hasta que no pase el mes de junio..."

La Covid-19 nos ha robado vidas, dinero y alegría. Y puede quitarnos también algunos de esos lugares tan gratos para conversar que diría Gabinete Caligari. La crisis sanitaria ha impedido primero que los bares y tabernas abran y luego, conforme se han ido sucediendo las fases de la desescalada, les ha impuesto unas medidas tan estrictas o restrictivas que, para muchos, es imposible o impensable la reapertura.

Es evidente que en el bar Correo, por su propia idiosincrasia que invita a beber cervezas en la calle y de pie, lo tiene casi imposible de momento para volver a funcionar. Pero otros establecimientos más amplios y con salones interiores tampoco lo tienen claro de momento. En la Taberna Góngora, por ejemplo, tuvieron que hacer un ERTE. Óscar Ruiz, su propietario, explica su incertidumbre: “Hasta que no empecemos a andar y veamos cómo responde la clientela por el miedo al Coronavirus”. Además, es mal momento para esta crisis porque “el verano es la peor época del año y para el centro de Córdoba es la más floja y además hemos perdido la mejor parte de la temporada que es la primavera y el mayo cordobés, que es muy importante. Habrá que trabajar y no nos queda otra”.

Sobre la situación económica en la que quedará el establecimiento detalla que “se hizo un ERTE un poco engañoso porque se nos dijo que sería para 15 días y vamos para 70. No hemos reabierto porque no es rentable. No puedes abrir con el 40 % de un negocio y sin barra. Los números no salen, así que toca aguantar hasta que los números sean buenos, que no van a serlo porque estamos en verano. Ahora nadie tiene una ciencia exacta de cómo va a ir porque no se puede. No hay una situación favorable o que pinte bien. La vida sigue, porque el virus lo vamos a tener mucho tiempo con nosotros. Tendremos que vivir con él”.

Al menos, como consuelo, le queda el goce de estar con su familia: “Nunca había podido disfrutar de mis hijos por el negocio. Ya se sabe cómo es la hostelería”.

El comercio y la hostelería del centro de Córdoba deben ir de la mano

Ruiz no cree que las tabernas sean un patrimonio cultural a proteger específicamente: “Sí, es verdad que la taberna es algo típico en Córdoba pero las normativas deben ser para todos iguales y todos tendrán que ceder un poco: bancos, dueños de locales, Estado… Si no, no podremos superar esto”.

Rafael López, de Casa El Pisto, sí cree que las tabernas deberían tener una especial protección, porque “no se entiende una ciudad tan cultural y con tanta belleza como no sea con su hostelería funcionando. En el centro de Córdoba es importante que vayan de la mano siempre el comercio y la hostelería porque van unidos siempre el mismo camino”.

En cuanto al panorama en la histórica taberna de San Miguel -que además ha sufrido en estos días la pérdida de la carismática Lola Acedo- López reconoce que “hicimos un ERTE y la situación ha sido un poco complicada en el sentido de que han sido dos meses y pico que hemos estado sin poder trabajar. Estamos preparando todas las medidas higiénico-sanitarias que nos obligan para ver si en cuestión del día primero de junio podemos abrir”.

La taberna cordobesa, cuyo nombre viene del romano tabernae: tienda o casa pública, tiene abolengo e historia. Lugar de confidencias y de encuentro de intelectuales, artesanos, comerciantes, jóvenes y mayores. Lugares para forjar nuestros recuerdos. Un tesoro que no puede arrasar un maldito virus.

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