El flamenco con nombre de mujer: Rocío Márquez en el Generalife

Fotos: Festival de Música y Danza de Granada - Fermín Rodríguez

Las voces femeninas han escrito algunas de las páginas más celebradas de la historia del flamenco. Desde los registros extraordinarios de Pastora Pavón, “La Niña de los Peines”, hasta la obra colosal de Carmen Linares, llegando a nuestros días con cimas de esta expresión artística, como las granadinas Estrella Morente y Marina Heredia.

No es menor la categoría de Rocío Márquez, que ayer intervino en el Festival de Granada, en el segundo concierto de la serie que se están transmitiendo por televisión y sin público, de acuerdo con la nueva programación ideada como alternativa a la situación sanitaria. Esta vez se eligió el escenario del Patio de la Acequia del Generalife. El silencio de los surtidores, otra hora reclamado por el poeta, fue ayer una realidad. La quietud del agua, apenas interrumpida por el discurrir de la acequia central de este palacio de los reyes de Granada, se sumó a un espectáculo de una belleza fascinante.

Un escenario inédito

El propio escenario, ya merece la calificación de histórico. Nunca antes había sido utilizado para el Festival. Las condiciones de su aforo, hacen inviable una representación con público, aunque sí ha sido lugar en el que muchos de los artistas que han pasado por el ciclo granadino, se han dejado fotografiar, en algunas de las imágenes más famosas de la historia de la música y la danza.

Rocío Márquez ya conoce lo que es actuar y triunfar en este exigente ciclo. Ayer revalidó su propuesta, con un espectáculo al que tituló Cantes de luz, un recorrido por palos, unos usuales y otros casi rescatados. Las letras fueron en ocasiones populares, a veces de dramaturgos de firma propia e incluso algunos con autoría de la misma cantaora.

Un fraseo extraordinario

La voz de Márquez es cristalina, pura, potente y sobre todo capaz de un fraseo que alcanza cotas máximas. En el flamenco, como en otras actividades donde la voz humana adquiere relieve, los textos no se perciben siempre con la claridad que las expresa Rocío. A ello, súmenle una afinación prodigiosa.

La guitarra de un maestro

Sobresaliente el acompañamiento de una de las mejores guitaras del panorama jondo. Miguel Ángel Cortés es otro de los frutos de calidad del flamenco granadino. Su toque certero, acompasado siempre a la voz de la cantaora y capaz de asumir con solvencia los fragmentos en los que adquiere un primer plano se instrumento, bien hubiera merecido los aplausos de un público en directo y que en esta ocasión asistía al recital a través de las pantallas.

El pellizco de los olés que casi a compás acompañan muchas sesiones flamencas, fue sustituido por la belleza del monumento y su paisaje, por la emoción de la noche y el rumor lejano que Granada ofrece como contrapunto a sus noches de Festival.

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