El cáncer de vejiga causa 135 muertes al año en Asturias: ¿por qué hay más riesgo en el Principado?

COPE Asturias acerca a los oyentes, semanalmente, claves para mantener una buena salud. Lo hace en su espacio 'Salud al Día', por el que este viernes se ha pasado el urólogo Luis Castellanos, al frente de la Clínica Doctor Castellanos, situada en la calle Fernández Balsera, 5 - 1º, en Avilés. Ha hablado del tumor de vejiga, uno de los más prevalentes (sobre todo entre los hombres) y, sin embargo, desconocido.

Según ha explicado el doctor, "es un tumor que tiene una importancia considerable". Afecta más a los hombres (es el sexto en frecuencia para ellos) que a las mujeres.

"La manifestación suele ser el sangrado al orinar; a veces no se le da importancia porque puede ser intermitente; y pasan meses o incluso años sin saber que se tiene un tumor; durante ese tiempo, el tumor va creciendo", advierte el urólogo; por lo que recomienda "acudir al médico ante un sangrado".

Otros síntomas y factores de riesgo

Además del sangrado, un cuadro irritativo puede ser síntoma de un tumor de vejiga: "Una necesidad imperiosa de orinar e ir con frecuencia al baño; a veces, se confunde con una infección de orina y se trata con antibióticos, cuando, en realidad, tenemos un tumor".

El doctor Castellanos no pasa por alto que "Asturias es una de las zonas con más riesgo de padecer cáncer de vejiga y, en concreto, la comarca de Avilés". ¿El motivo? Su actividad industrial: "Trabajar en la industria química, por ejemplo, con tintes que desprenden gases tóxicos, o en la industria pesada, es un factor de riesgo". Añade el urólogo el tabaquismo: "Los fumadores tienen un riesgo alto", asegura.

Por eso, advierte de que los trabajadores deben tener cuidado, con uso de mascarillas o equipos especiales de trabajo, y en el segundo caso, la recomendación está clara: "Dejar de fumar".

Terapias

Cuando un paciente tiene un sangrado y acude al médico, lo primero es hacer un diagnóstico a través de la historia clínica: saber cómo es ese sangrado, si duele o no; y después, hay pruebas como la ecografía, que permite saber si hay un tumor que se ve ya, o la cistoscopia, un aparato que accede a la vejiga con una cámara para conocer si hay lesiones.

Con el diagnóstico confirmado, el siguiente paso es hacer una biopsia y quitar el tumor, que puede ser superficial o infiltrante, lo que "complica la situación porque hay que quitar la vejiga para evitar una metástasis y hacer una derivación de la orina para que el paciente pueda seguir con una calidad de vida aceptable", explica.

Por eso, hay tratamientos pioneros, aunque el doctor Castellanos destaca que "en este campo, la cirugía avanza relativamente, se sigue utilizando el método convencional de corte y coagulación". Lo importante, asegura, "es hacerlo bien, ser agresivo para quitar el tumor y que no queden células, y ser meticuloso para eliminar la zona tumoral".