El Ara Fortuna Balnearia vuelve a Gijón: así ha sido su recuperación y restauración

Se trata de un monolito de piedra arenisca del siglo I d.C. que se descubrió en la parroquia de Tremañes y que ya puede ser disfrutada en las Termas Romanas de Campo Valdés

Eduardo González

Gijón - Publicado el - Actualizado

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La historia del Ara Fortuna Balnearia es la de una película de arqueología y un ejemplo de lucha por recuperar los objetos romanos que han aparecido en Asturias y que quieren ser preservados y mantenidos para el disfrute de todas las personas, pero en el lugar donde fueron hallados.

Un hallazgo que se remonta a 1820

La primera noticia conocida relativa a la Fortuna Balnearia se remonta al año 1826, cuando una crónica periodística anónima publicada en el Diario de Avisos de Madrid destaca su hallazgo en 1820 en una zona próxima a la iglesia de San Juan de Tremañes, en los alrededores de Gijón. Hasta el año 1832 la Real Academia de la Historia no se hizo eco de la noticia en su informe anual de actividades, aportando además la referencia a unos "vestigios de unos baños con unos trozos de argamasa romana". Más tarde, en el año 1908, sería Julio Somoza el que precisa aún más su procedencia al afirmar que se encontraron junto al paraje de la Fuente de la Mortera, en el barrio de Santa Bárbara, en la parroquia gijonesa de Tremañes.

Foto del Ara de la Fortuna Balnearia de Gijón

El 'Ara de la Fortuna Balnearia' puede ser visitado en las Termas Romanas del Campo Valdés de Gijón

La pieza era de propiedad privada

Una familia de Gijón, la familia Castillo, era la propietaria del monolito y en el año 1860 lo tenía instalado en el portal de su casa del número 15 de la calle Corrida. A partir del año 1927 se le conocen diversas ubicaciones, siempre vinculadas a la familia Castillo, propietaria de la Ara de la Fortuna Balnearia hasta que el Gobierno del Principado de Asturias se plantea comprar la pieza cuando se entera de que está siendo ofrecida a varios anticuarios para la venta e incluso que iba a ser subastada.

A partir de ahí, el Ejecutivo autonómico inicia los trámites para declarar BIC (Bien de Interés Cultural) la pieza y así se garantiza que no puede ser sacada de España. Posteriormente, inicia contactos con la familia Castillo para formalizar la compra y la consigue cerrar por 35.000 euros, hace poco más de un año.

Reparado en un taller de Avilés

Una vez que el Gobierno del Principado se hace con el Ara de la Fortuna Balnearia se inicia un proceso de concurso para rehabilitar la pieza que data del siglo I d.C. La empresa Auriga, un taller ubicado en Avilés dedicado a hacer trabajos de fundición y a restaurar esculturas, es el encargado de reparar la pieza que mide 96 centímetros de alto y 37 de ancho. Tiene un peso de 74 kilos y, durante las tareas de rehabilitación del monolito de piedra arenisca, se retiraron 400 gramos de suciedad e impurezas, del peso con el que llegó el ara al taller