Cierra la única panadería de un pueblo de Asturias tras más de un siglo abierta y esta es la curiosa reacción de sus vecinos: "Bizcochos, pastas..."
La Panadería Santillán de Amieva apaga su horno tras la jubilación de su responsable y las trabas burocráticas que se ha encontrado su hija para tomar las riendas del negocio familiar

Así hemos contado en Mediodía COPE el cierre de la única panadería de Amieva, en Asturias
Asturias - Publicado el
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Amieva cuenta con una población de unos 700 habitantes. Hasta ahora, este pueblo situado en el oriente asturiano, a unas dos horas en coche de Oviedo, contaba con una panadería. Solo una. Pero ha cerrado sus puertas tras más de un siglo de servicio. Su propietaria, María José, se jubila; y su hija, Ana, quería tomar las riendas del negocio familiar, pero se ha encontrado con trabas burocráticas.
La historia de la Panadería Santillán comenzó hace 109 años. En todo este tiempo, ha sido mucho más que un obrador para los vecinos de Amieva: se convirtió en un punto de encuentro, tanto para los que viven en el pueblo como para los que estaban de paso.
"Ilusión" por seguir con el obrador
"Aquí se dejaban los recados, los paquetes, los medicamentos, las recetas o los periódicos", ha explicado María José, que tiene una mezcla de sentimientos: "Por un lado, estamos contentas por la jubilación y porque voy a poder descansar; y por otro, tristes porque cerramos un negocio", dice.

Bizcochos y pastas
Su hija, Ana, tenía la "ilusión" de seguir al frente del obrador; pero le ha sido imposible. "Quisimos comprar el negocio, pero, con el cambio de titularidad, nos exigían una serie de condiciones, con reformas del local, y no podíamos afrontarlas", explica.
Comprar productos antes de su cierre
Además de ser un lugar de encuentro para vecinos y pescadores, cazadores o camioneros, la Panadería Santillán elaboraba unos productos muy demandados. Tanto es así que, cuando se enteraron de que el negocio iba a cerrar, muchos vecinos se lanzaron a comprar "bizcocho, pastas...", explica, en COPE, Ana.
De hecho, "todavía ahora (tras el cierre) se acerca alguno para preguntar si nos queda algo". Laura es una de esas vecinas que han querido comprar los últimos productos de la panadería. Es de Amieva; pero no se encontraba físicamente en el pueblo. Por ello, encargó a su padre que comprase pastas para poder congelarlas y disfrutar de ellas más adelante.
Como el resto de clientes de Santillán -que despidieron a Ana y María José con una fiesta-, está triste y enfadada, porque han echado en falta ayuda, por parte de la administración, para mantener en pie este negocio cuyo cierre deja sin panadería al concejo de Amieva y supone colocar una piedra en el camino de la lucha contra la despoblación.