La emotiva historia de 7 trabajadoras de una residencia de Cantabria que han salido tras 43 días confinadas

Desde el pasado 1 de abril permanecían en el centro para evitar el contagio de coronavirus. En este periodo no se ha registrado ningún caso.

El centro está ubicado en Torrelavega

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Han sido 43 días de aislamiento pero ha merecido la pena. Es lo que han contado este miércoles siete trabajadoras del Centro Residencial Fernando Arce de Torrelavega que han estado confinadas junto a 40 personas dependientes desde el 1 de abril para evitar contagios. Fue una decisión personal y no se arrepienten a pesar de no haber visto a sus familias durante todo este tiempo. “ Nos lo propuso el director y aceptamos. En una residencia el contacto con los internos es constante y se crea un vínculo personal muy especial. No les podíamos dejar aquí solos”, decía una de las trabajadoras nada más pisar la calle.

A la salida les esperaban sus compañeros y familiares de los internos para "reconocer su valor personal y humano". Ahora otras 7 empleadas ocuparán su puesto y tampoco podrán salir en una temporada.

Aislamiento voluntario

Tras la declaración del estado de alarma por el coronavirus, 17 familias decidieron trasladar a los residentes a sus domicilios particulares, quedando en la residencia 40 personas con edades comprendidas entre 18 y 70 años, con un sistema de vida y una necesidades de cuidados "muy precisas".

La institución ha destacado que todos se aislaron de forma voluntaria y que su "entrega y generosidad" ha sido tal que la dirección ha tenido que forzar la salida de siete de ellos a pesar de que pedían seguir cuidando de estos residentes.

La Residencia de Atención Básica Fernando Arce 2, abierta por la Fundación Asilo en 2016, es un complejo que cuenta con 90 apartamentos tutelados, un centro de día y talleres ocupacionales para personas con distintos grados de discapacidad leves y severos, en el que habitualmente conviven 56 personas de manera permanente, afectadas por distintos grados de discapacidades psíquicas, físicas e intelectuales.

El centro ocupa unos 6.000 metros cuadrados de los cuales 1.000 están habilitados para la práctica del deporte al aire libre en la medida de sus posibilidades.El único servicio que se ha clausurado en este periodo de confinamiento es el de la piscina climatizada, que se reabrirá cuando revierta la normalidad.