El Besugo cumple 100 años

El restaurante, que comenzó siendo una pescadería, daba comida a quienes acudían al mercado en la Plaza Mayor de León

Esther Peñalba Aller

León - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Fue un 24 de abril de 1924 cuando esta casa de comidas abrió sus puertas por primera vez para cubrir la demanda que había entonces de dar de comer a quienes acudían al mercado de la Plaza Mayor de León. Llegaban de toda la provincia y necesitaban un lugar en el que resguardarse y llevarse algo al gaznate. Por eso lo que era la Pescadería La Veloz acabó convirtiéndose en El Besugo.

Este año El Besugo cumple su 100 aniversario, y debido a este cumpleaños el invitado al espacio de COPE León "Entre Nosotras" es Norberto Arribas Martín, gerente del restaurante.

Historia

Fue el abuelo de Norberto, Fernando, nacido en un pueblo de Segovia, el que llegó a León para ser tratante, pero debido a la competencia que se hacía con su hermano, decidió establecerse en el local donde sigue funcionando el restaurante en la actualidad. Junto a su mujer Irene abrió una pescaderia a la que llamaron La Veloz. Norberto explica que el negocio no era muy rentable por las condiciones en las que llegaba el pescado a León, que había que tirar cuando no se vendía rápidamente, así que, "de extranjis" en la parte de atrás, puso en marcha una especie de casa de comidas. A ellas acudía gente que venía de otros pueblos, que visitaban la capital para hacer algún tipo de gestión, ventas o compras, y tenía que quedarse a comer porque el tren o el autobús salía por la tarde. "El dueño de la casa, como vio que mi abuelo era un tío serio, que no dejaba cantar, que no había ruidos y que no molestaba... le permitió poner el bar y entonces se quedó ya como una casa de comidas con el nombre del besugo" apunta Norberto.

El negocio prosperó funcionó y aunque en un primer momento la pescadería y la comida funcionaban a la vez, pronto se impuso el restaurante, que debe su nombre al mote que pusieron al abuelo Fernando. "Un día estaba mi abuelo escamando un besugo y entró un cliente al que le llevaban el tiburón porque tenía los caninos muy largos, y otro de los clientes le dijo, bueno, pues ya tenemos el tiburón, a ti te llamaremos el besugo".

Fernando e Irene supieron ver la oportunidad del negocio y tuvieron la capacidad de convertirlo, además, en el sustento de toda la familia, incluidos Norberto y Fernando, sus nietos y actuales regentes, Norberto tras la barra y Fernardo en la cocina.

Centenario

Para Norberto, la clave para llegar a los 100 años es la materia prima y declara que el gerente del restaurante es el cliente al que siempre hay que tratar con cariño y respeto. "Tu dinero paga dos cosas; lo que estás comprando y el rato, tu rato de ocio tiene que ser acorde con el rato que vas a disfrutar. No te puedes encontrar con caras serias, con malos tratos...".

Por otra parte es necesario dedicarle mucho tiempo porque la cocina es lenta, tiene que ir reposada, sobre todos los guisos puesto que los sabores se tienen que fusionar y coger todos los sabores de los ingredientes que se ha usado.

En estos 100 años Norberto confiesa que no cree que haya una cuarta generación que se haga cargo del negocio, puesto que no se decida el tiempo necesario a la familia, por eso le gustaría que sus hijos se deciquen a otra cosa para que tengan la posibilidad "de vivir una familia como la que yo no he tenido".

Respecto a las especialidades, Norberto destaca las gambas al ajillo, las croquetas y el morcillo de ternera. Hecha de menos productos de mayor calidad y pone como ejemplo el congrio, que hace años pesaba unos 30 kilos, y ahora hay que conformarse con piezas mucho más pequeñas. Con estas materias primas, Fernando, su primo y cocinero de El Besugo, hace los mismos platos que la abuela por lo que "el mérito es del que con un material bastante inferior, hace las cosas iguales".

En estos 100 años de historia, El Besugo ha mantenido una clientela fiel y Norberto declara que si algo ha evolucionado, ha sido sobre todo el servicio de cenas. Ahora los clientes prefieren picotear y compartir varios platos.

El ayuntamiento de León ha colocado en la fachada de El Besugo una placa conmemorativa de recuerdo por este aniversario y en homenaje a todos los que han trabajado en el negocio durante este tiempo.

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