ESPECIAL SEMANA SANTA 2022

Valladolid reforma su Semana Santa con la reorganización de su programa y seis nuevas procesiones

Monseñor Luis Argüello defiende la "armonía" de los desfiles procesionales con la liturgia de la Iglesia y reconoce como "una cuestión pendiente" la mañana del Sábado Santo

Javier Luna

Publicado el - Actualizado

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El 6 de febrero de 2020, como adelantó en exclusiva COPE Valladolid, el Pleno de la Junta de Cofradías aprobó el programa de procesiones de la Semana Santa de Valladolid para ese mismo año.

Un trámite rutinario se convirtió, entonces, en noticia por los profundos cambios que contenía el nuevo programa. Y que, a consecuencia de la irrupción del COVID-19, no podrán ejecutarse hasta el año 2022.

Por un lado, la consolidación de la Procesión de la Hermandad del Santo Cristo de los Artilleros, que había salido por primera vez el año anterior fruto del hallazgo casual en 2013 del ‘Cristo de la Misión’, propiedad del Ejército de Tierra, en el polvorín de Ibeas de Juarros (Burgos).

Y por otro, el traslado de dos desfiles procesionales: la Procesión de Perdón y Esperanza, a la noche del Viernes de Dolores; y la Procesión de Amor y Misericordia del Santísimo Cristo de Medinaceli, a la tarde del Domingo de Ramos.

Pero sin duda el cambio de mayor envergadura estaba reservado para la tarde noche del Jueves Santo, con la creación de cinco nuevas procesiones. Y una sexta, que se aprobaría posteriormente.

Una Semana Santa “común” y concordante con la liturgia

La primera gran reforma de la Semana Santa de Valladolid en 100 años no es flor de un día. Los trabajos se iniciaron tras unas jornadas de religiosidad popular, promovidas por la Archidiócesis de Valladolid durante el ministerio del cardenal arzobispo Ricardo Blázquez.

Ese fue el germen. Pero el “detonante”, en palabras del obispo auxiliar de Valladolid, Luis Argüello, fue la coincidencia de varias peticiones de nuevas procesiones.

Existía un anhelo en la Archidiócesis por ahondar en la dimensión religiosa de la Semana Santa. Argüello aprovechó, entonces, para impulsar un diálogo con las cofradías de cara a reorganizar el programa de procesiones, más apegado a la liturgia de la Iglesia en esos días y al propio relato de la Pasión, que fraguó en 2019. Había una máxima: lograr un proyecto “común”, donde primara el conjunto por encima de intereses individuales. Esto último “cuesta un poco”, confiesa Argüello. Y así lo demuestra el resultado de la votación del nuevo programa de procesiones: 16 votos a favor, dos en contra y dos nulos.

Cinco nuevas procesiones para el Jueves Santo...

Argüello había dado un criterio a las cofradías para llevar adelante su reforma de la Semana Santa, que hubiera “armonía” entre el título de las procesiones, los pasos que participan del cortejo y el acto penitencial.

Hacía tiempo que ese criterio no se cumplía en la Procesión de la Amargura de Cristo. Concretamente desde que en el año 2011 la Real Cofradía Penitencial del Santísimo Cristo Despojado, Cristo Camino del Calvario y Nuestra Señora de la Amargura —imagen que, originariamente y hasta el año 2015 dio nombre a la procesión— decidiera abandonar ad experimentum la Procesión.

Se resolvió, por tanto, disolver también ad experimentum la Procesión de la Amargura de Cristo. En contraprestación se otorgó a las cinco cofradías restantes una procesión propia, también en la tarde noche del Jueves Santo. Aunque solo una de ellas, la Procesión de Cristo en Getsemaní, dispone de su autorización por decreto. Un documento, firmado por el propio Argüello a principios del año 2019, en el que el obispo auxiliar de Valladolid ya exponía el propósito de “revisar” el programa de procesiones de Semana Santa. Especialmente, del Jueves Santo.

...y una sexta aprobada en 2022

A las cinco procesiones pospuestas desde 2020 se suma una sexta en 2022 que, en el momento de la aprobación del programa de procesiones por el Pleno de la Junta de Cofradías, no contaba aún con el visto bueno del Arzobispado de Valladolid.

Tras tres años de conversaciones la Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo se desligará de la Procesión de Penitencia y Caridad y estrenará la Procesión del Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre y María Santísima de la Caridad. Esta última, una nueva imagen procesional que se incorpora a la Semana Santa de Valladolid.

Una cuestión pendiente: el Sábado Santo

Que la disolución ad experimentum de la Procesión de la Amargura de Cristo y la creación de la Procesión del Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre y María Santísima de la Caridad pasen a ser definitiva dependerá del resultado en la calle. No se podrá comprobar hasta la tarde del Jueves Santo, en la que llegarán a confluir hasta 10 procesiones en las calles más céntricas de Valladolid.

La reforma de la Semana Santa está inacabada. Y podrían producirse cambios encaminados a dotar de una procesión a la mañana del Sábado Santo. La tarde, al menos este 2022, quedaría cubierta con el traslado procesional hasta la Santa Iglesia Catedral de la 'Dolorosa de la Vera Cruz' para el Ofrecimiento de los Dolores en el año previo a su coronación canónica.

Para Argüello “es una cuestión pendiente”. Tanto desde un punto de vista litúrgico, por su cercanía a la celebración de la Vigilia pascual, como desde un punto de vista turístico. A su juicio, podría suponer un revulsivo de cara a que los niveles de ocupación hotelera, que alcanzan niveles superiores al 90 ciento el Jueves y el Viernes Santo, según cifras de la Asociación de Hoteles de Valladolid, no decaigan en días posteriores.

El desafío de la Semana Santa del siglo XXI

Si Gandásegui se apoyó en las nuevas formas de asociacionismo religioso para reflotar la Semana Santa en los años 20 del siglo XX, Argüello se apoya en los jóvenes para su mantenimiento 100 años después.

Reconoce Argüello que ha visto en ellos un “deseo”, fruto de la organización del VIII Encuentro Nacional de Jóvenes de Hermandades y Cofradías, de ayudar a construir ese proyecto común alejado de la “endogamia” predominante aún en algunas cofradías cuyos cargos directivos llevan “mucho tiempo”, advierte el obispo auxiliar de Valladolid, en sus puestos de responsabilidad.