DECLARADO POR LA FAO

El ‘Regadío Histórico de l’Horta de València, Patrimonio Agrícola Mundial

Se reconoce que  la huerta de València es un sistema integrado protegido a nivel mundial.

Huerta valenciana

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha declarado el Regadío histórico de la huerta de València Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM). La candidatura fue presentada por el Ayuntamiento de Valencia, en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia y otras instituciones. «En esta declaración de la FAO se reconoce que la huerta de València es un sistema integrado protegido a nivel mundial, un objetivo por el que hemos estado trabajando», ha asegurado el alcalde de València, Joan Ribó al recibir esta noticia «que estábamos esperando». En la actualidad, tan solo hay 50 catalogaciones SIPAM en todo el mundo.

«Con esta declaración de la ONU a través de FAO se reconoce que la huerta de València es un sistema integrado protegido a nivel mundial, un objetivo por el que hemos estado trabajando conjuntamente con la Universitat Politècnica», ha afirmado Joan Ribó tras conocer que la huerta «ha sido escogida oficialmente como SIPAM, un reconocimiento del que en España sólo había tres casos, que dignifica y da mucho prestigio a toda la producción de la huerta. El alcalde ha expresado la voluntad del gobierno municipal de vincular este reconocimiento «a todos los aspectos de protección y de producción de alimentación de kilómetro cero, porque es un paso muy importante que estábamos esperando y que otorga una significación y relevancia mundial y a la producción agrícola de la huerta».

El alcalde ha puntualizado que este reconocimiento de la ONU a través de FAO, «también es por cuestiones ecológicas, no sólo de producción agraria, y resalta la importancia de la huerta a nivel mundial, no únicamente como parte de nuestra historia», ha añadido Joan Ribó, que ha considerado que esta histórica e importante declaración «dificulta objetivamente cualquier uso de la huerta como solar». En esta declaración se reconoce que la huerta de València es uno de los paisajes de huerta mediterránea más relevantes de Europa, un espacio de valores productivos, ambientales, culturales y visuales probados, a pesar de las presiones de la urbanización.

VINCULACIÓN DE LO RURAL Y LO URBANO

La huerta reúne todos los requisitos que exige un SIPAM, ya que cuenta con el valor añadido de establecer un vínculo entre lo rural y lo urbano, así como con un sistema productivo en el que se integran las culturas agrícola e hidráulica, labradas durante siglos, que han ido conformando un paisaje único, la huerta de València y la Albufera. Este reconocimiento toma en consideración que la red de riego de la huerta se extiende por el área agrícola periurbana de la ciudad de València y de otros municipios del norte, oeste y sur del área metropolitana. Cuenta con el valor añadido de crear un vínculo entre lo rural y lo urbano, así como con un sistema productivo en el que se integran las culturas agrícola e hidráulica.

El reconocimiento destaca su particular paisaje, integrado por campos de cultivo, canales de agua, caminos rurales y edificios tradicionales (barracas y alquerías) y también por el Parque Natural de la Albufera, conformado por un sistema de irrigación que se abastece del río Turia y se extiende en un sistema de acequias de riego, originalmente diseñado en la época medieval, que fluye por gravedad. Las acequias de riego del sur desembocan en el parque natural de la Albufera, un lago cuya configuración actual como reservorio de agua dulce ha sido alimentada por remanentes hídricos de las áreas históricamente irrigadas y para el que se reclama en la actualidad un aporte hídrico suficiente. Se destaca por parte de la FAO que la gestión tradicional del agua en la huerta se ha adaptado a las nuevas tendencias de desarrollo sostenible

La figura SIPAM fue creada por la FAO en 2002 para promover y garantizar el futuro de sistemas agrícolas tradicionales que han modelado paisajes estéticamente impresionantes y que combina la biodiversidad agrícola con ecosistemas resilientes y un valioso patrimonio cultural. Todo ello busca el impulso de estas regiones en base a la consideración de las tres dimensiones del desarrollo sostenible: la económica, la social y la medioambiental.