La imposible tarea de esquivar los baches de San Andrés

En San Andrés, los vehículos ponen a prueba su suspensión cuando llegan a la Iglesia Castrense. Cientos de ellos transitan a botes y reducen la velocidad cuando circulan en el entorno del templo. El empedrado está lleno de baches y hundido en algunos lugares. Los coches van más lentos e invaden por momentos la acera para intentar esquivar los huecos en la calzada, que son auténticas piscinas cuando llueve.

El cambio en la calzada, que pasó de asfalto a enlosado en 2012 marcó el inicio de un tramo de plataforma única por la que ya no pasan buses, pero sí numerosos coches. Muchos son furgonetas de reparto, que invaden la zona peatonal cada mañana.

Pórtico de San Andrés: la vuelta al hormigón

La situación no es mejor en la calle Pórtico de San Andrés, que baja desde el Orzán. Allí, continúan circulando cinco líneas de la Compañía de Tranvías por la zona que está frente a la entrada de la Iglesia. En agosto de 2015 se repuso el pavimento, por los desperfectos causados por el tráfico constante, y se cambiaron los pasos de cebra. A día de hoy, el suelo vuelve estar hundido y la pintura de los pasos de peatones, medio borrada.

El Ayuntamiento ha elaborado un proyecto para la renovación del pavimento en la calle Pórtico de San Andrés, que ha rechazado la Comisión de Patrimonio de la Xunta.  Contemplaba renunciar al empedrado y colocar una calzada de losa de hormigón, que soporta mejor el peso del tráfico. El órgano entiende que la solución planteada para retirar de los adoquines "no respeta los condicionantes patrimoniales del entorno". 

La calle Orillamar fue testigo de que el enlosado no resiste el paso continuo de vehículos. En 2012 se cambiaron los adoquines por una capa de asfalto, apenas un año después de la reinauguración de la vía como "corredor verde". La Rúa Nueva, entre el Obelisco y San Andrés, presenta una problemática similar a estas calles.