El caso Asunta 10 años después: "yo lo seguí desde Venezuela"

La pista forestal de Teo donde fue encontrado el cadáver sigue con flores y peluches para recordar a la niña

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El 21 de septiembre de 2013 moría asesinada Asunta Basterra, una niña de origen chino que había sido adoptada por una pareja de Santiago de Compostela, en A Coruña.

Fue por la noche cuando los padres adoptivos acudieron a denunciar a la comisaria de policía que no sabían nada de ella, pero su relato era incoherente y pronto se convirtieron en principales sospechosos.

Llevaban meses drogando a la niña y el 21 de septiembre de 2013 la madre la llevó a una casa de campo que tenía en Montouto, a pocos kilómetros de Santiago. A mediodía le habían dado una gran cantidad de pastillas y la madre la ató con una cuerda de las que se utilizan en jardinería y la asfixió con una almohada cuando la niña apenas podía defenderse ya.

Rosario Porto y Alfonso Basterra fueron condenados por esos hechos a 18 años de prisión, él cumple condena aún en la cárcel de Teixeiro, en A Coruña, ella se suicidó en su celda en 2020.

La madre cometió el crimen, pero en el juicio quedó probado que lo había hecho de acuerdo con un plan acordado con el padre. Fue él quien compraba las pastillas para adormilar a la niña y salieron a la luz episodios en los que él era conocedor de la situación.

Un crimen que conmocionó a todos y con repercusión internacional

El crimen de Asunta nos conmocionó a todos, pero ¿cómo lo recuerda la gente que vive en el entorno de la calle Doctor Teixeiro, en Santiago, donde vivía la niña con su madre?

"Fue terrible por parte de los padres", explica en Cope Santiago un vecino de la zona. "Yo lo seguí desde Venezuela", nos cuenta una mujer que recuerda que en su país tuvo también repercusión el crimen.

El chalet de Montouto sigue a la venta

Han pasado diez años desde aquel crimen atroz y en Montouto la casa del crimen sigue a la venta. Estuvo ocupada y la actual propietaria litiga aún con uno de esos ocupantes ilegales. La maleza ha invadido el jardín e incluso los muros, y en el interior ladran perros que los vecinos atribuyen a los okupas que han estado en la zona. "No sabemos quién les trae de comer".

En la pista en la que fue encontrado el cuerpo, a cuatro kilómetros del chalet, siguen las flores y los muñecos que recuerdan a la niña. "Viene gente a traer flores", explican a Cope vecinos de esa zona que es utilizada habitualmente para pasear a las mascotas. Desde que se produjo el crimen se ha formado un pequeño altar en el que también hay algunas imágenes religiosas.

"Yo me llevé un susto la primera vez que vi el altar de flores y peluches", nos cuenta una mujer que no sabía que se había mudado al lugar en el que apareció Asunta el 22 de septiembre de 2013.

El porqué del crimen

La gran incógnita del crimen de Asunta sigue siendo el motivo que llevó a los padres a matar a su hija adoptiva. Se han bajarado hipótesis como que querían ocultar un crimen anterior, el de los abuelos, que la niña habría descubierto, pero nunca se probó. Los padres de Rosario fueron incinerados en su día y es imposible comprobar si habían sido drogados o si pudo haber intencionalidad en su muerte.

El juez instructor del caso, José Antonio Vázquez Taín, reconoce en Cope que "no fuimos capaces de esclarecerlo, ni si quiera fuimos capaces de determinar si los dos tenían el mismo móvil".

Sobre la muerte de los abuelos de la niña Taín recuerda que no fue analizado en el juicio, "lo que no se puede investigar hay que dejarlo a un lado".