Lo que queda del antiguo reino
La Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia al Santísimo es un signo de identidad de Lugo, un hecho diferencial que define a la ciudad
Lugo - Publicado el - Actualizado
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La Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia al Santísimo es “un signo de identidad de nuestra ciudad”. Un “hecho diferencial”, que forma parte “de nuestra tradición”, de lo “que somos”, de “nuestra herencia sociocultural”. Así se expresa José López Orozco, quien fue alcalde de Lugo durante dieciséis años, en relación con este “acto social y cultural que ya tiene una tradición de 352 años, lo cual no es poco en la historia de una ciudad”.
“No podemos perder esa tradición”, recuerda López Orozco, porque forma parte de aquello que “define” a la ciudad de Lugo, tanto “desde el punto de vista religioso, porque hay mucha gente con creencias, y con creencias muy profundas, en Jesús Sacramentado”; como desde el punto de vista “social y cultural”.
En ese sentido, no olvida que “es un hecho relevante, un hecho importante, lo que ha llevado a la Xunta de Galicia a tramitar su declaración como Bien de Interés Cultural, para que sea un acto que “nos una con hombres y mujeres de todo el mundo”, aunque “efectivamente señale a nuestra ciudad como un lugar distinto, con una característica especial”.
De hecho, quien fuera alcalde de Lugo durante más de tres lustros, sostiene que esta tradición forma parte de la propia esencia de la ciudad tanto para aquellos que “profesan la fe cristiana” como para los que no. “Hay mucha gente que puede ser agnóstica o profesar otras religiones, pero que considera que la cultura religiosa y el turismo religioso tienen su importancia”.
“Por eso, yo hice todo lo posible, seguro que podría haber hecho más, para destacar, hacer valer y darle la máxima importancia a esta tradición secular, para que el Corpus se celebrase con el mayor esplendor. Fue durante nuestro mandato cuando fue declarado fiesta de Interés Turístico Gallego, porque se lo merece”, recordaba.
Por ello, no olvida lo que sucedió en 2015, cuando él ya no era alcalde. “a mí me dolió cuando los alcaldes de las llamadas Mareas, hoy felizmente desaparecidas, no quisieron venir”. Le tocaba hacer la ofrenda al alcalde de Santiago, pero “por un prurito de separar lo religioso de lo civil, no quiso venir a hacerla. Yo lo respeto, pero en absoluto lo comparto. Como lucense me sentí ofendido”, reconoce.
De hecho, aclara que “en la forma en la que se hace ahora”, con los alcaldes de las antiguas capitales del Reino de Galicia, se viene celebrando desde el año 1925, y siempre se hizo, “incluso durante la Guerra Civil”, aunque en “los años 31 y 32” del siglo pasado hubiese “algún desencuentro”.
NUNCA DEJÓ DE CELEBRARSE
“Siempre se celebró, incluso durante la Segunda República, aunque no acudían oficialmente las representaciones de los ayuntamientos de las siete antiguas ciudades del Reino de Galicia, si no que se seguía el turno que se había establecido, pero la ofrenda la realizaban personas católicas”, precisa el historiador Adolfo de Abel Vilela.
De Abel Vilela recuerda que sólo dejó de celebrarse la ofrenda en una ocasión. Fue “en 1809, porque la ciudad estaba en poder de los franceses. Ese año, el regidor del Ayuntamiento, que era el encargado de hacer la ofrenda, no pudo acudir a la Catedral a hacer esa ceremonia”.
Este historiador también recuerda la importancia de la ofrenda, así como que trasciende el sentido propiamente religioso. “Este tipo de actos ya forman parte de la tradición” y, de hecho, a punto de cumplirse el primer cuarto del siglo XXI, “creo que es el único acto que hace referencia” pública “la antiguo reino de Galicia”, precisa.
“En realidad, el origen de la Ofrenda está en una petición que el Cabildo hace al Reino de Galicia para poder aumentar la iluminación al Santísimo, que estaba en el interior de un sagrario, que tenía un óculo, un orificio, por el que se veía la hostia, o el copón, que estaba en su interior. Era el retablo de Cornelis de Holanda, que se termina en el año 1534. Entonces, se hace un memorial, se presenta al Reino de Galicia y se acuerda conceder un capital de 30.000 ducados, que producía una renta anual de 1.500. Con ese dinero, disponían de cuatro cirios, que estarían encendidos de día y de noche”, explica de Abel Vilela.
El obispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco, destaca, precisamente, que la ofrenda representa “350 años de historia continúa, que se ha mantenido a través de muchísimos avatares, de muchos cambios y que se sigue manteniendo viva”, entre otros motivos porque “representa muy bien lo que es la Galicia real, nuestra historia, tanto en su pluralidad, en su variedad de ciudades y de tradiciones, como en lo nuclear que las unía, que era al final una fe que les hablaba de confianza, de amor, de compartir, de sacrificio, de una vida que caminaba con horizontes de eternidad”.
Una historia, recuerda el prelado, “muy enraizada en ese amor que nos precede, porque la eucaristía es el símbolo de un amor inmenso que nos precede”. Desde su punto de vista, “es muy bonito que Galicia haya visto ahí el signo de su identidad”, porque no se construye “sobre la violencia, sobre el poder de un ejército que nos precede, aunque fuese el del Imperio Romano”.
“Creo que eso ha marcado el carácter de Galicia”, afirma.
Programa especial de PopularTV Galicia con motivo de la Ofrenda del Antiguo Reino. 13 de junio de 2013
EL ESCUDO
El escudo de Galicia es eucarístico y lo es, según se cuenta, por Lugo. Adolfo de Abel Vilela precisa que es “a partir del siglo XVI cuando el cáliz” que forma parte del escudo de la ciudad “se cristianiza”.
“Aparece el cáliz y la hostia, porque en la Catedral de Lugo estaba expuesto el Santísimo Sacramento a perpetuidad”, añade el historiador. Está formado “por un castillo, dos leones rampantes, un cáliz, una hostia y dos ángeles. Eso es actualmente, pero el escudo tuvo una evolución”, explica.
“Tengo mi teoría sobre los muebles que conforman el escudo de Lugo. El más antiguo que conocemos es del siglo XVI y solo presenta el castillo, los dos leones rampantes, el cáliz y la hostia. Los ángeles adoradores fueron incluidos en el siglo XVIII. En cuanto estos muebles, el castillo serían los muebles del reino de Castilla, los leones serían los muebles del Reino de León y el cáliz y la hostia serían los muebles del reino de Galicia”, explica.
MANTENERLA VIVA
El exalcalde López Orozco insiste en que “no podemos perder esta tradición”, porque “es parte de lo que somos, de nuestra herencia sociocultural. Desea que “la gente participe y sea consciente de que Lugo es una ciudad distinta, diferente, con algo especial, que no tienen otras ciudades”. Pero también que este acto secular se organice siempre con la intención de que aquellos que vengan “a visitarnos, los alcaldes de las otras ciudades y los obispos de Galicia se sientan a gusto”, para que “Lugo sea la ciudad de todos los gallegos”.