El reino que fue

El Cabildo Catedralicio se dirigió en 1668 a las siete ciudades del Reino de Galicia para mantener la iluminación en el Altar Mayor día y noche

Plaza de Santa María el día de la Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia

José Luis Ramudo

Lugo - Publicado el - Actualizado

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El domingo siguiente a la celebración del Corpus Christi tiene lugar en Lugo la Ofrenda del Antigo Reino de Galicia al Santísimo, un acto institucional y religioso en el que participan los mandatarios de las antiguas capitales del Reino de Galicia: A Coruña, Lugo, Ourense, Santiago de Compostela, Mondoñedo, Betanzos y Tui.

Con la ofrenda y la posterior procesión por la ciudad, los mandatarios de las siete ciudades cumplen con el voto solemne que hicieron en 1669, ante las dificultades económicas de la Catedral de Lugo, para dotarla de una renta anual con la que iluminar el Altar Mayor de la basílica, donde permanece expuesto de forma permanente, las 24 horas de los 365 días del año, el Santísimo Sacramento.

Desde 1925 hasta nuestros días, el rito de la Ofrenda se celebra del mismo modo, en el transcurso de una misa solemne en la que participan como oferentes, mediante turnos rotatorios anuales, los representantes municipales de las siete ciudades.

Además, entre las tradiciones litúrgicas, una banda de gaiteros interpreta la Marcha Solemne del Antiguo Reino de Galicia con gaitas en tres tonalidades y percusión.

Se trata de una tradición ligada a la Catedral de Lugo, un bien incluido singularmente en la declaración de los Caminos de Santiago del Norte de España, Patrimonio de la Humanidad desde el año 2015 por sus extraordinarios valores artísticos, históricos y culturales.

UNA AYUDA IMPRESCINDIBLE

En cuanto al origen de la Ofrenda de Reino de Galicia, José Molejón recuerda en su libro sobre esta ceremonia -Historia de la “Ofrenda” del Reino de Galicia al Santísimo Sacramento- que la “situación económica” de la catedral de Lugo fue, “por lo menos desde el siglo XII”, cuando comenzó la construcción del actual edificio, “muy poco desahogada y, en algunas épocas, de verdadera penuria”.

“Con estos antecedentes, no puede parecer extraño que la pobreza fuese inseparable compañera de culto, aún eucarístico, en pleno siglo XVII”, añade Molejón, quien recuerda que, por acuerdo tomado el 8 de abril de 1656, dos cirios alumbraban “día y noche” al Santísimo. Pero “esto no bastaba para satisfacer la acrisolada piedad del Cabildo Catedralicio Lucense” ante el singular privilegio de la basílica, porque tener expuesto de forma permanente “el Augusto Sacramento de la Eucaristía, merecía todas las atenciones”.

De ahí que el Cabildo Catedralicio se dirigiese en 1668 a las siete ciudades del Reino de Galicia para solicitar ayuda en lo relativo al sostenimiento del culto y de forma especial con respecto al alumbrado en el Altar Mayor.

Las siete provincias del antiguo Reino de Galicia

El año en el que el Cabildo Catedralicio lucense determinó dirigirse a la Junta del Reino de Galicia para solicitar una “ayuda digna” para sufragar los gastos del tenue alumbrado del Santísimo Sacramento, añade Molejón, Galicia gozaba del título de Reino, “pero a la hora de la verdad, era administrada como una provincia más en el conjunto del estado”.

“No es que se dejara de usar la expresión Reino de Galicia, posiblemente nunca se hizo un uso tan abundante de esta expresión como signo de esa especie de federalismo hispánico impuesto por los Reyes Católicos. Lo que sucede es que Galicia, como Asturias, León, Extremadura o Andalucía, respirarán ya para siempre al ritmo de los pulmones de Castilla”, explica.

Por ello, al afirmar que Galicia estaba dividida en en siete provincias, “en realidad de lo que se trataba era de siete ciudades gallegas que tenían representación de un territorio. Pero en estas capitales de provincia no había ningún órgano de Gobierno propiamente dicho”.

Del mismo modo, precisa que el 9 de febrero de 1669 la Junta del Reino se da por enterada de la petición realizada por el Cabildo de la Catedral de Lugo de un donativo para sufragar el gasto de cuatro velas que alumbrasen, día y noche, ante el Santísimo. El acuerdo definitivo fue que la ofrenda consistiese “en la cantidad que anualmente redituase 1.500 ducados”.

La escritura fundacional de la ofrenda fue confirmada por el Consejo de Castilla el 8 de octubre de 1669 y dos meses más tarde quedaba autorizada por la reina gobernadora, Mariana de Austria.

Antiguo Reino de Galicia


LA CEREMONIA

En cuanto a la ceremonia de la ofrenda, precisa que el 22 de junio de 1669, el cabildo catedralicio ordenó que al día siguiente se dijese misa por el Reino. “Es la primera vez que se tiene la misa de la ofrenda, no la ofrenda”, aclara Molejón, quien también señala que en los años 1670 y 1671 se celebró también la eucaristía, “como estaba acordado”, por la “exaltación de la Fe, salud de sus majestades, buenos hechos y prosperidad del Reino”.

Sin embargo, fue el 19 de junio de 1672 cuando tuvo lugar la que podría considerase como “la Primera Ofrenda Solemne”. Fue presentada por Juan Pardo y Montón en nombre del “Muy Noble y Muy Leal Reino de Galicia”, siendo recibida por el prelado lucense, que en aquel momento era Frai Juan Asensio. “Se componía de 1.500 escudos de once reales de vellón cada uno, en doblones de oro”, precisa el autor.

La Sagrada Forma es sacada en procesión el día de la Ofrenda

SERÁ BIEN DE INTERÉS CULTURAL

A instancias del Obispado de Lugo, la Xunta de Galicia ha iniciado los trámites para promover la declaración de Bien de Interés Cultural de la Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia al Santísimo Sacramento, toda vez que se trata “de una tradición con una acreditada historicidad que destaca la función del patrimonio cultural inmaterial en la sociedad como elemento de carácter identitario” para la propia Comunidad Autónoma.

Así lo anunciaba el conselleiro de Cultura y Turismo, Román Rodríguez, a principios de febrero de 2020, después de reunirse con el obispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco, acompañado por el entonces delegado territorial de la Xunta, José Manuel Balseiro.