Crece la preocupación entre las familias riojanas por el uso que los adolescentes hacen de las redes sociales

¿Cuáles son las señales de alerta que deben despertar la preocupación entre los padres? ARAD aborda en COPE cómo prevenir el uso abusivo de las redes sociales o cómo ponerle freno

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La preocupación de las familias por el uso que hacen los adolescentes de las redes sociales aumenta. La alerta salta cuando el joven deja de hacer otras cosas, cuando no es capaz de compatilibizar otras opciones de ocio o sus responsabilidades.

Ante esta situación, los expertos recomiendan a los padres que pidan ayuda. Existen diferentes causas por las que un adolescente puede desarrollar una adicción a redes sociales como Tik Tok o Instagram. Sin embargo, en la mayoría de los casos se debe a una insatifacción con la realidad.

Cuando hay conflictos dentro de la famila, los adolescentes pueden sentir falta de afecto o atención, y por ello 'buscan' escapar de la realidad que les rodea. Ahí comienza el exceso en el uso. Redes sociales que ofrecen vídeos sin fin pensadas para generar necesidad de uso constante. María Milagro Sáenz, psicóloga sanitaria y vicepresidenta de ARAD, alerta del incremento de consultas de padres preocupados ante un cambio de comportamiento de sus hijos.

Debe alertarnos el aislamiento de su entorno, la ansiedad al no estar contectado a alguna rede social, el abandono de sus actividade cotidianas, cierta apariencia depresiva o mal humor... pero también los cambios físicos como pérdida o aumenot de peso.

¿Y qué podemos hacer hacer los padres para evitarlo o poner freno a este problema? Escucha las recomendaciones de ARAD:

Aunque estas medidas pueden ayudar a disminuir el uso de redes sociales y prevenir la adicción, hay ocasiones en las que resulta difícil y se debe buscar ayuda profesional.

Aunque el abordaje de esta alteración de la salud mental enfrenta a los psicólogos a "nuevos retos", dado que se trata de un tipo de adicción relativamente nuevo al estar vinculado a la aparición de las redes sociales, sí parece haber una cosa clara: "A diferencia de lo que ocurre con las adicciones a las sustancias, en las que hay una negación del problema, en estos casos sí hay un reconocimiento más favorable por parte de quien las sufre". Lo que facilita, indica, la posibilidad de que la persona reciba tratamiento para esta alteración que, como otros problemas de salud mental, se han agravado como consecuencia de la pandemia.

"Más que con el WhatsApp, el problema está relacionado con las redes sociales, donde te expones y vives como en un escaparate...", y como habitualmente se accede a ellas a través del teléfono, "es muy difícil separar el uso del móvil de la adicción a las redes", explica.

Esto lleva a diferenciar entre tres tipos de alteraciones: el tecnoestrés, la nomofobia y la adicción al móvil, "definiciones de un mismo problema tratado desde tres perspectivas distintas". El primero es un estado emocional negativo originado por el uso excesivo de las tecnologías de la información y la comunicación, en definitiva de las redes sociales, y por la dificultad de manejar esas situaciones virtuales.

La nomofobia es un miedo irracional a estar fuera de contacto con el teléfono móvil o a no poder usarlo, y la adicción al móvil es el mantenimiento de la conducta abusiva a pesar de las consecuencias adversas que conlleva.

Pero todas ellas tienen como denominador común las emociones negativas que generan: sentimientos intensos de ansiedad, nerviosismo, angustia, irritabilidad, pérdida de autoconfianza, falta de motivación en el trabajo o en las actividades habituales, problemas en el rendimiento laboral y académico, conflictos en las relaciones interpersonales, dificultades de memoria y de concentración o alteración en la toma de decisiones.

Como consecuencia, quienes sufren estas adicciones acaban en ocasiones por renunciar a otras actividades o, si continúan, ya no las experimenta de forma tan agradable como antes, las relaciones sociales se deterioran y surgen problemas emocionales.