HISTORIA DE PAMPLONA
Conoce la historia y la importancia que tuvo la Casa y Patio de las Comedias
El teatro que se representaba en la Casa y Patio de las Comedias era el gran entretenimiento social de la época. Allí se hacían negocios y se acordaban leyes
Pamplona - Publicado el - Actualizado
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Juan Echenique, autor de "Secretos de Pamplona", repasa la historia de la Casa y Patio de las Comedias.
Los corrales y patios de comedias eran patios interiores de casas donde se representaban obras de teatro -así se podía cobrar entrada-. En Pamplona hubo uno, el primer teatro de la ciudad, que acogió representaciones desde 1608 hasta 1841 -Teatro Principal-. Y estuvo en los actuales números 12, 14 y 16 de la calle Comedias.
Además de ofrecer momentos inolvidables a los pamploneses de aquella época, la Casa y Patio de Comedias cumplía una gran labor social. Junto a él tenía su sede la Casa de Niños Doctrinos, una institución que se dedicaba a recoger y acoger a huérfanos de entre 6 y 12 años -25 niños y 25 niñas- para “reeducarlos en la moral cristiana y que sean útiles a la sociedad”. La mitad de la recaudación de las representaciones teatrales era para pagar a los actores/actrices y la otra mitad, para sufragar los gastos de la Casa de Niños Doctrinos.
Se trataba de un patio empedrado, de estructura rectangular, y con siete aposentos oficiales (palcos), en la primera planta, que ocupaban Ayuntamiento, virrey, jueces, Diputación, consultores, Consejo Real y canónigos. Los demás aposentos, los no oficiales, los ocupaban los nobles, ya que eran localidades nada baratas -así solo podían acceder ellos-.
El resto de los hombres se acomodaba en el patio, de pie o sentado -si pagaba un poco más-; mientras que las mujeres acudían a la llamada cazuela, en el segundo piso, a la que se accedía por un puerta diferente. Un reflejo de la época: hombres y mujeres por separado y cada uno en donde le corresponde según su clase social.
El teatro era el gran entretenimiento social de la época. Allí se hacían negocios y se acordaban leyes. Hombres y mujeres acudían vestidos con sus mejores galas -los que podían, claro- y era una oportunidad para coquetear con personas del sexo contrario -uno de los pocos espacios que lo permitían-.
Allí se disfrutaba regularmente de sesiones teatrales hasta que en 1721, ante la amenaza de una epidemia de peste que azotaba a Europa, el Ayuntamiento de Pamplona hizo un voto a Dios prometiendo que no se celebrarían más comedias si la peste ni llegaba.
Y, por suerte, no llegó; pero, por desgracia, los pamploneses se quedaron sin su entretenimiento favorito. Esto provocó un notable malestar y el Consistorio se vio obligado a pedir autorización al Papa para saltarse el voto prometido, que lo concedió. Esto ocurría en 1729, ocho años después del cierre. Y a partir de ahí no hubo más parones en su actividad.
¿Qué obras se representaban? Las comedias del siglo de oro -Lope de Vega y Calderón de la Barca, principalmente-, entremeses, sainetes y, ya a partir de finales del siglo XIX, ópera italiana y espectáculos musicales.
Allí actuaron muchas de las mejores compañías de aquellos años. Y eran muy frecuentes las quejas por su reducido aforo -se habla de que llegó en una ocasión hasta los 700 espectadores, como algo excepcional-, lo que dejaba fuera a buen número de espectadores.
La mejor demostración de que la Casa y Patio de las Comedias fue un lugar muy popular es que el Ayuntamiento de Pamplona cambió el nombre de la calle, que pasó de llamarse calle de Sederías a calles de las Comedias -y así sigue llamándose hoy en día-.
En 1841 la Casa y Patio de Comedias resultaba muy insuficiente para su funcionamiento, lo que llevó al Ayuntamiento de Pamplona a construir un nuevo teatro, el Teatro Principal -hoy Teatro Gayarre-, en la plaza del Castillo -hoy en la avenida de Carlos III. Mucho más cómodo, más moderno y con mayor aforo.
Para entonces ya no existía la Casa de los Niños Doctrinos, porque hacía ya muchos años que los niños/as sin recursos eran atendidos en la Casa de la Misericordia -abrió sus puertas en el actual paseo de Sarasate en agosto de 1706 para atender a los mayores, pero desde 1780 acogió también a niños/as-.
Tres años después (1844), las casas de los edificios que rodeaban a la Casa y Patio de las Comedias fueron vendidos a particulares, cerrando así la historia de este lugar tan entrañable.