CONOCER NAVARRA
Navarra: disfruta de un inigualable paseo por el Valle de Aezkoa
Cuevas, miradores, horreos, naturaleza y mucha historia por descubrir
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Valle de Aezkoa, es un valle pirenaico, habitado desde la prehistoria, es un valle transversal que ha sufrido, guerras, ocupaciones, promesas y conoce las tres edades del fuego.
El valle de Aezkoa lo integran nueve municipios, pequeños, formados por típicas viviendas pirenaicas con paredes de piedra encaladas y tejados pronunciados. Es regido por la Junta General del Valle. Tuvo Aezkoa fueros propios concedidos por el Rey Sancho el Sabio en el año 1169.
La etimología de Aezkoa es discutida. Para unos se relaciona con su geografía áspera y montañosa, mientras que para otros tiene que ver con la existencia de robles en la zona.
En Aezkoa se da la mayor proporción de bosque natural de haya y roble, pastos y cabezas de ganado por habitante y se encuentra la localidad más alta de Navarra, Abaurrea Alta.
De él hablaron ilustres como: Marquina, Altadill o el mismo Hemingway. Y ahora si te parece bien, vamos a hablar nosotros haciendo un recorrido por cada uno de sus pueblos.
Pero vamos a conocer este maravilloso valle que esconde tantas maravillas.
Vamos a empezar a hablar de Aribe, que es el centro geográfico del Valle, pero también el administrativo, porque es la capital y la sede de la Junta del Valle.
Los primeros datos de poblamiento los encontramos hacia el 8.000 antes de Cristo, concretamente en la Cueva de Aizpea, lugar en el que se hallaron los restos completos de la mujer más antigua de Navarra.
Aribe cuenta con dos regalos de la naturaleza: el río Irati y un bosque de haya y roble en el que poder pasear y disfrutar del entorno con una extensión superior a las 1.000 hectáreas.
Aribe, tuvo un balneario que tuvo un periodo de gran actividad con visitantes ilustres, desde el siglo XVIII en el que sus aguas medicinales tenían importantes propiedades para la curación de las enfermedades cutáneas, las obstrucciones y los cálculos.
En 1898, Garralda sufre su tercer incendio en cien años y el pueblo fue arrasado por las llamas, no se libró ni la iglesia medieval del siglo XV dedicada a San Juan Evangelista. Alrededor del 90% de las casas se quemaron.
En la reconstrucción del pueblo, colaboraron numerosos hijos del valle que se habían enriquecido haciendo las américas entre los que se encontraban el matrimonio formado por Antonio Arostegui y por Petra Machin, y Domingo Elizondo, nombramos a estas tres personas porque fueron por un lado Domingo el que sufrago todos los gastos relacionados con las tejas de las nuevas edificaciones que se estaban reconstruyendo en Garralda, cambiando las típicas tejas de madera (oholak) que había en la zona y que facilitaban la propagación de los incendios y el matrimonio tras el incendio de Garralda se propuso ayudar a la localidad y financió las canalizaciones de agua, las fuentes, el lavadero y el matadero. Y junto a su esposa, instituyeron la fundación “Escuelas de Niños de Garralda” a comienzos del siglo XX, construyó una nueva escuela y se preocupó de que se pudieran contratar buenos maestros. Otra curiosidad es, el papel relevante de Antonio Arostegui en la llegada de los Salesianos a Pamplona, que ocurrió una vez que ya había fallecido.
Volviendo a la importancia que el entorno naturalístico tiene en este valle, en Garralda encontramos el Mirador de Ariztokia, al que llegamos tras realizar una sencilla ruta de sendero y desde el que hay unas preciosas vistas del valle, el nombre significa lugar de robles. Desde este mirador podemos observar la cima rocosa del Berrendi.
Vamos a hablar del Mirador de Zamariain, que sé que te gusta mucho este lugar y lo tienes en tu lista de sitios que visitar, para llegar hasta este espectacular acantilado, hay diversas opciones con rutas de diferentes categorías, tanto en el aspecto de distancia como de dificultad, yo recomiendo la que hay desde Garaioa. Desde esta espectacular piedra, podemos ver el Rio Irati y el majestuoso robledal de Betelu. La espectacular roca que se suspende sobre el vacío constituye una atalaya de excepción. No apta para quienes tienen vértigo.
Aprovechando esta ruta, se puede visitar el famoso roble milenario de Garaioa, este enorme y viejo tronco, con más de 20 metros de altura, en su día debió ser un ejemplar excepcional de un tipo de roble poco común en Navarra, un híbrido entre roble albar y pubescente. Actualmente no tiene ninguna rama viva, pero sirve de sustento para numerosas especies de lianas y musgos que viven sobre su tronco. Catalogado como Monumento Natural en 1991.
Garaioa sufrió la devastación de la Guerra de la Convención, por lo que hubo de ser prácticamente reconstruido, posee la más bella cruz medieval de la zona en término de Gurutzaldea.
En la muga entre Garaioa y Abaurrepea-Abaurrea Baja se encuentra la Cueva de Poztia, que según la leyenda fue un lavadero de brujas. Uno de los capítulos más atractivos de la historia de Garaioa se refiere a estas brujas y su persecución por la Santa Inquisición, puesto que seis vecinas fueron llevadas a Logroño, y sufrieron en sus carnes los tormentos de la Inquisición, muriendo cuatro de ellas aun sin haberse probado nada.
Siguiendo nuestro recorrido, llegamos a Aria, es uno de los pueblos más recónditos del Valle y el que mejor ha conservado su idiosincrasia, se mantiene una típica construcción que hay en siete de los nueve pueblos del valle, los horreos, en esta localidad se mantienen 4 de ellos, en todo el valle se mantienen 15 (4 en Hiriberri o Villanueva, 3 en Orbaitzeta, y mantienen 1 en Garaioa, Garralda, Aribe y Orbara), en Navarra hay otros seis, todos ellos declarados Bien de Interés Cultural.
Para el que no sepa lo que es un horreo, “garaiak” en euskera, se trata de un tipo de construcción muy común en las zonas húmedas, donde la escasez de grano demandaba una buena conservación a salvo de la humedad y de los roedores. Los de esta zona son diferentes a los de otras zonas del norte de España, tienen planta cuadrangular y cubierta a dos aguas realizada en tablillas de madera. El conjunto se asienta en pilares de piedra rematados por losas circulares o "tornaratas", que sirven para evitar la entrada de roedores.
No te vayas sin visitar el lavadero, -construido contra una roca- y el asca (abrevadero).