Tradiciones navideñas en Navarra

Patxi Pérez cuenta algunas de las principales tradiciones navideñas de la Comunidad Foral

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Hoy en nuestro recorrido conociendo Navarra no nos vamos a ninguna localidad en concreto, vamos a conocer Navarra algunas de las tradiciones navideñas de nuestras diferentes localidades, son muchas, muy variadas, algunas pintorescas, unas relativamente recientes y otras con siglos de antigüedad y que se celebran desde el mismo 24 de diciembre hasta el Día de Reyes el 6 de enero.

Así es Fermín, a lo largo y ancho de nuestra magnífica tierra son multitud las tradiciones que se dan en estos días, tradiciones desde hace muchísimos años o tradiciones más o menos modernas.

Este año, como el pasado todo es diferente pero todas estas tradiciones, volverán, porque lo nuestro lo sabemos cuidar y mantenerlo, y estoy seguro de que todas las personas que trabajan en torno a estas celebraciones, volverán con espíritu renovado en cuanto se pueda.

Algunas de estas tradiciones son incluso desconocidas más allá de la localidad pero otras son reconocidas e incluso se han extendido a otras localidades como es el caso de Olentzero. Nuestro popular carbonero que desde Lesaka se ha extendido por prácticamente toda nuestra tierra. La ancestral historia del mítico Olentzero es muy variada, todos relacionamos a Olentzero, como el carbonero bebedor y bonachon, que bajaba de la montaña para celebrar el nacimiento del Niño Jesús.

Mucho se ha escrito y se ha dicho sobre Olentzero u otros nombres parecidos que se le dieron a lo largo de los siglos, su significado y su historia, pero como tantos otros ritos y tradiciones sobre su personaje hay un halo de misterio, dudas o incluso desconocimiento. Es casi seguro que su antecedente tenga que ver con celebraciones ancestrales anteriores al cristianismo, en concreto con las celebraciones del solsticio de invierno y con esta celebración del comienzo de lo nuevo. Sobre la etimología del nombre hay diversas hipótesis: pero la versión más extendida dice que podría venir de las palabras vascas onen, "bueno" y zaro, "tiempo" o "época", es decir de onenzaro, "tiempo de lo bueno". En Lesaka que se precia de ser la villa originaria del personaje y en donde se celebraba un concurso de Olentzeros desde mediados del siglo XX. Los niños que postulaban el aguinaldo lo pasean en andas, sentado en una silla, cantándole canciones en euskera. En el valle de Larráun tuvo aspecto siniestro; lo colgaban en las cocinas junto a la chimenea, armado con una hoz. Adoptó forma de tótem protector de la casa en Leitza y el valle de Arakil, donde cada familia exponía su figura en balcones o ventanas. Este modelo de Olentzero es el que se extendió por prácticamente la totalidad de las localidades navarras.

En Pamplona, la gente más mayor lo conoce como el Olentzero de San Antonio, este nombre se da porque fueron jóvenes provenientes de la Escolania de San Antonio, los Capuchinos los que recuperaron esta tradición. Eso ocurrió en 1956, se solicitó la autorización del desfile del peculiar carbonero, organización que contaba con la colaboración y autorización del Ayuntamiento, pero el gobernador civil no autorizo la celebración y se celebró en los salones de los capuchinos, este gobernador era Carlos Arias Navarro, que con posterioridad fue el último presidente de Franco y el primero de la monarquía. Al año siguiente se produjo un cambio de gobernador y se autorizó por primera vez el desfile, pero sin las andas de Olentzero, “solo la parte religiosa del desfile” rezaba la autorización. Hasta 1959, el desfile no se celebró con las andas de Olentzero y comenzó un acto que congrega en Pamplona a miles de personas.

En torno a la Nochebuena, en muchos pueblos de Navarra había un rito relacionado con el fuego, del que alguna vez he oído hablar, ¿sabes de qué se trata?

En muchos lugares se relaciona el fuego con lo purificador y aquí no era una excepción.

En la noche de Navidad los fogones de las casas navarras se encendían con una madera de especial significado. Troncos que solían ser de un gran tamaño. Según valles o pueblos esta madera o tronco era conocido de distintas maneras, nombraremos alguno de ellos, en Mendigorria se le conocía como El Tronco del niño, Txukil en Urraul Alto, baztarrekos en varias localidades como Roncal, Aintzioa o Lanz.

Lo mismo que el nombre cambiaba, el significada también cambiaba por valles o localidades, en Lanz, además del tronco, cada miembro de la familia debía añadir una leña al fuego a lo largo de la noche para que «se calentase Dios» y el fuego debía durar toda la noche; En Izurdiaga sumaban dos troncos más, uno para la gente de casa y otro para el caminante. En prácticamente todas las localidades de Urraul Alto ese fuego debía permanecer vivo hasta el Día de Reyes; Se atribuían a este tronco o troncos virtudes mágicas. Con el fin de protegerse de las tormentas, sus restos se guardaban para encenderlos ante el peligro en Aincioa, Obanos y pueblos de Urraul Alto. En otros, como Ulzurrun, el día de San Antón se echaba sobre el tizón del «tronco de Dios» flores de saúco de la última procesión del Corpus, de modo que el humo ayudase a conjurar los animales de la cuadra.

Nochevieja está unida a las tradicionales carreras de San Silvestre o en Pamplona a una tradición relativamente reciente como son los disfraces y al singular y secular rito del agua en Urdiain.

A muchos les gusta despedir el año corriendo y la opción es la San Silvestre, en Pamplona se lleva celebrando casi 40 años, pero son muchas las localidades de nuestra geografía que las organizan: Lerín, Olaz, Estella, Tudela… o Alsasua que tiene el título de ser la más veterana de las pruebas.

Pero si una tradición es llamativa, es la de salir disfrazado a celebrar el Año Nuevo en Pamplona, tradición que se ha ido extendiendo a otras localidades, tradición reciente que surgió hace unos 40 años y que es una manera muy diferente de disfrutar de la última noche del año y de la primera madrugada del año.

Pero hay un rito o tradición que se mantiene en la localidad de Urdiain y que era común celebrarlo en otras localidades de la Barranca, Baztán, Araquil o Basaburua.

Se conoce como “Ur goiena, ur barrena”, lo de ur goiena y ur barrena tiene su cosa. Era creencia ancestral en muchas civilizaciones que sobre la bóveda de los cielos había agua pues de lo alto llovía. De ahí lo de ur goiena (agua de lo alto).

También se creía que bajo la corteza terrestre había un gran lago interior de donde procedían los manantíos. De ahí lo de ur barrena (agua interior).

Por ello la invocación a las dos aguas: a la de arriba y a la de abajo antes de beber esa nueva agua recién brotada de la fuente en el mimo momento que empezaba el año.

El 31 de diciembre los iban a la fuente de sus respectivos pueblos y esperaban a que las campanas dieran las doce de la medianoche.

En cuanto daba la hora, recogían en jarras las primeras aguas del año y se las llevaban primero al cura, al alcalde y luego a los vecinos, recitando delante de cada puerta coplas en euskara («Ur goiena, ur barrena»).

En Urdiain este rito ancestral que ha pasado de generación en generación. Cada año los encargados son un chico y una chica de los quintos. Cada uno recoge el agua de una fuente diferente. En cuando suenan las campanadas de medianoche, llenan sus jarras y si dirigen a casa del cura en donde los vecinos cantan coplas y beben el agua nueva.

Y terminamos la Navidad con los Reyes Magos y las tradiciones en torno a ese día.

Quizás sea el día más esperado del año para muchos y no solo niños.

El 5 de enero comenzaba en muchas localidades de la Merindad de Pamplona, Olite y parte de la de Estella con la cencerrada, tradición pérdida en muchas localidades que consistía en recorrer las calles del pueblo con los cenceros o cualquier otro instrumento que haga ruido similar para que el sonido de los cencerros actúe de faro acústico para que los Magos de Oriente, que caminan entre montes, bosques y caminos, a veces envueltos en nieblas, a veces un tanto confusos entre la nieve, no se pierdan y lleguen al pueblo desde el que se les llama para que puedan dejar su carga de regalos y juguetes en todos los hogares.

En Alsasua a esta tradición de la cencerrada se le une otra que es la elección del Rey de los Cencerros, que se elige al joven que en su bollo (repartido en el pórtico de la Iglesia) le sale un cencerro en su interior. ntanas que sigue vigente en Errazu, como se ha señalado más arriba). Tras la elección festiva, el señalado por la suerte es investido con los signos de su autoridad: la piel de oveja o "narru", la boina, el cinturón con doce pequeños cencerros (uno por cada mes del año), y la vara de mando. Además, seguirá portando los cencerros que llevaba en el momento de la elección. Por último, el rey de los cencerreros, es el encargado de recibir al emisario de los Reyes Magos que están a punto de llegar (en la Cabalgata) y, a continuación, es él también el que acude a darles la bienvenida cuando hacen su entrada en las calles alsasuarras.

Tenemos también en la tarde-noche del día 5 las cabalgatas por todas las localidades, en Pamplona se celebra desde 1927 siendo una de las más antiguas.

La mañana del 6 de enero en Sangüesa desde hace más de cien años se representa en Sangüesa uno de los cinco Autos dedicados a los Reyes Magos que se conservan en España. Recorre lugares emblemáticos de Sangüesa, como el palacio Príncipe de Viana, el palacio Vallesantoro o la plaza de la Abadía. A lo largo de nueve escenas se recuerdan el encuentro de los Magos de Oriente con el rey Herodes, las conversaciones con los pastores o el aviso del ángel sobre las oscuras intenciones de Herodes. El acto finaliza con una misa en la iglesia de Santiago, presenciada por los Reyes Magos y en la que cantan los Auroros.

El Auto de los Reyes Magos comenzó a representarse en 1900 gracias al esfuerzo del capuchino José de Legarda, autor del texto original. La agrupación del Misterio de Reyes es la encargada, desde hace medio siglo, de organizar esta obra en la que participan cerca de 50 vecinos de Sangüesa.

Unida a la Epifania, se celebraba en la Corte del Reino de Navarra una festividad en la que un hijo del pueblo era elegido rey por un día, se le elegía de la manera tradicional, al niño al que la suerte le aparecía en el bollo que se repartía, era proclamado rey y se le agasajaba con viandas. Hoy en día y desde 1920 se celebra la Fiesta del Rey de la Faba, fiesta recuperada por Ignacio Baleztena que se celebraba en Pamplona cada 6 de enero y que desde 1964 recorre las localidades de Navarra de la mano de Muthiko Alaiak y de la Asociación Rey de la Faba, una fiesta singular que une la tradicional de la Faba con la coronación de los reyes de Navarra.