PELOTA | MANOMANISTA

Jokin Altuna: El Messi de la Pelota conquista su tercera txapela Manomanista

Derrota a Unai Laso por 22-5 en la final del Manomanista, reafirmando su posición como líder indiscutible en la pelota a mano.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Jokin Altuna, conocido ya como 'El Messi de la Pelota', ha vuelto a demostrar que no tiene techo. A sus 28 años, el amezketarra borró de la cancha a Unai Laso para conquistar su tercera txapela del Manomanista, su octava en el cómputo de las tres disciplinas. Este logro le coloca al nivel de leyendas como Miguel Gallastegi y Patxi Eugi, a una txapela de Mariano Juaristi 'Atano III', Aimar Olaizola y Rubén Beloki, y a dos de su ídolo, Juan Martínez de Irujo. Su capacidad de superar las adversidades y su incansable ética de trabajo le han convertido en una figura incomparable en la pelota a mano.

Resiliencia y supremacía

A lo largo de la temporada, Altuna ha superado una serie de desafíos físicos que hubieran mermado a cualquier otro pelotari. Sufrió una lesión en el hombro izquierdo durante el Campeonato del Cuatro y Medio y se perdió varios partidos del Campeonato de Parejas debido al mal estado de una de sus manos. A pesar de iniciar el Manomanista con una amplia derrota por 22-7 frente a Laso, Altuna ha demostrado que nunca se le puede dar por vencido. En la semifinal contra Artola, revalidó su estatus con una victoria que añadió un nuevo mandamiento en la pelota: "Nunca descartes a Altuna III".

Un juego exquisito y estudiado

El estilo de juego de Altuna es una mezcla de improvisación y meticuloso estudio. Cada partido es una lección de estrategia y ejecución. En la final contra Laso, restó a bote los seis saques de su rival, machacó con disparos cruzados perfectos a la pared izquierda y jugó a los pies en lugar de buscar altura en el frontis. Esta combinación de técnica y táctica refleja un dominio del juego que pocos pueden igualar.

Una victoria aplastante

El mismo frontón que fue escenario de su derrota 22-7 contra Laso, fue testigo de su redención. Altuna, convencido de sus aptitudes y su estrategia, no dejó margen de maniobra a Laso. Tras empatar a uno con una parada al txoko, comenzó una tacada de 19 tantos que recordó a la mítica actuación de Irujo ante Olaizola II en 2004. El dominio de Altuna fue absoluto, culminando en un 22-5 que cerró cualquier posibilidad de réplica por parte de Laso.

Declaraciones de un campeón

"Cuando debuté ser campeón era un reto, imagina serlo tres veces", comentó un emocionado Altuna tras la victoria. Reconoció la dificultad del camino recorrido, destacando la importancia de la planificación y la estrategia en cada encuentro. "Me he dado cuenta desde el primer pelotazo de que era mi tarde y de que me salía genial la pelota de la mano. Luego puedes perder o ganar, pero tenía buen cuerpo y confiaba en mis posibilidades".

La mente y el cuerpo de un titán

Altuna es consciente de la exigencia constante que recae sobre él. "Ganar el mano a mano es algo muy grande, pero no te puedes dormir nunca. Ahora viene el verano, muchos partidos y tienes que rendir en todos. La gente paga un pastizal por las entradas para verte jugar y siempre hay que estar a tope", añadió, subrayando su compromiso con la regularidad y la excelencia durante todo el año.

El reflejo de la perseverancia

El trayecto de Altuna en este Manomanista es un testimonio de su resiliencia. Desde la dolorosa derrota en cuartos de final hasta la consagración en la final, cada paso ha sido una lección de superación. "Llegar a finales después de haber sorteado dificultades me da mucha fuerza", afirmó, resaltando cómo los desafíos le han fortalecido a lo largo del torneo.

Un referente indiscutible

Altuna no solo ha ganado una txapela más; ha reafirmado su posición como líder indiscutible en la pelota profesional. Su mirada afilada, mandíbula tensa y juego implacable le han consolidado como un auténtico gigante del deporte vasco. El amezketarra sigue sumando capítulos dorados a su prolífico palmarés, demostrando que en el universo de la pelota a mano, su nombre está destinado a la eternidad.