Javier Sierra y Antón García Abril: música y letras para escribir ‘Diálogos’

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Javier Sierra es un adulto que en ocasiones, prefiere mirar el mundo con los ojos de un niño. De ese niño que nació en Teruel, entonces con apenas 25.000 habitantes, sin universidad pero con biblioteca. Allí encontraría con 9 años su primer carnet. El que le abrió la puerta a sus primeras lecturas: Julio Verne o Tintín.

Después a esas baldas llegarían Umberto Eco, Poe o sus propios libros. Porque sí, Javier es escritor. Uno de los más leídos y vendidos de nuestro país. Sus obras están traducidas a más de 40 idiomas. Por eso, no es de extrañar encontrarse con una de ellas en una librería de Japón, Estados Unidos, Rusia o Latinoamérica. Y con una de ellas, con ‘El fuego invisible’, ganó en 2017 el Premio Planeta.

Todos sus libros tienen un común denominador. Sirven de puente al lector para cruzar de éste a otros mundos. Y lo hacen sobre una pasarela rodeada de misterios científicos e históricos rigurosamente documentados.

Su pasión por lo oculto surgió en la infancia. A los 12 años ya conducía un programa de radio semanal y con 19 fue cofundador de la revista Año Cero.

Javier reconoce que tarda mucho en tomar la decisión de ponerse a escribir. Que su mente necesita controlarlo todo. De hecho, siempre va acompañado de un cuaderno. Y nunca deja de hacerse preguntas.

Antón García Abril ha puesto música a decenas de generaciones. Es autor de más de 200 bandas sonoras para cine y series de televisión como ‘El hombre y la tierra’ de Félix Rodríguez de la Fuente, Fortunata y Jacinta o Anillos de Oro. También ha escrito música sinfónica y clásica contemporánea.

Antón, Medalla de Oro de la Academia de Cine, se describe como un todoterreno que ha escrito en todos los formatos. Para él, la música es sinónimo también de esa infancia turolense donde su padre le inculcaba su pasión por la misma. La buena música se convierte en imagen y la imagen en música.

Quienes le conocen, le definen como un hombre que se esfuerza por conocer el todo para hablar de lo concreto. Y un gran defensor del silencio. Del silencio como elemento constructivo de la música.

Siempre que uno habla con Javier, tiene la sensación de que por su tono, le está haciendo una confidencia. Y siempre que alguien conversa con Antón, se encuentra a una persona directa, clara y generosa en sus respuestas.

Para Javier y Antón, una página en blanco es un reto. Un desafío. Una llamada para transmitir emociones a un público que desconocen, como aquel taxista de Barcelona que un día mientras escuchaba a Javier contar en la radio cómo había escrito una de sus novelas, colgó el cartel de ‘ocupado’ para que nadie le molestara.

Javier y Antón se enfrentan de nuevo solos a una nueva página en blanco.