Así es el 'Credo de un genetista': La vida y el ser humano es algo más que materia

Nicolás Jouve de la Barreda publica el libro 'El mensaje de la vida. Credo de un genetista'

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Si la vida tiene un mensaje... significa que no es una casualidad. ¿Puede sostener un científico que la vida es algo más? Pues Nicolás Jouve de la Barreda, Catedrático de Genética de la desde 1977, Doctor en Ciencias Biológicas y profesor de universidad, defiende esto en su libro 'El mensaje de la vida. Credo de un genetista': "La vida es mucho más que todo eso, especialmente la vida humana. Una vida en la que hay un componente material, pero también uno inédito en la naturaleza como es nuestro espíritu. Esto nos da una dignidad extraordinaria".

Entonces, ¿cuál es el creco de un científico? El credo de Jouve de la Barreda es que "la vida hay que respetarla y con criterio. Hay que conocerla, conocer sus componentes específicos. No se nos puede tratar como una especie más, precisamente por esa dignidad que tenemos porque somos creados por Dios a su imagen y semejanza. Lo más característico es la gran virtud que tiene nuestra vida y en función de eso, los datos nos los puede aportar la ciencia. Creyendo en lo diferentes que somos y en nuestra antropología distinta y en nuestra forma de vivir es donde encontramos las claves para respetar todo lo que nos rodea".

Esta idea no siempre ha sido bien aceptada por la comunidad científica. "En cada episodio de la vida de un científico se pueden encontrar satisfacciones y disgustos cuando uno no es comprendido. Hay dificultades para entender que el ser humano es algo más que materia. Quien se aferra al origen del humanismo, de lo verdaderamente genuino del ser humano, se puede encontrar con algunas resistencias en quienes avanzan sin escrúpulos".

Podemos constatar en la historia de la humanidad y en nuestra propia vida que los avances científicos nos ayudan y a la vez han sido perjudiciales. "Nuestro poder aumenta al mismo tiempo que la sabiduría parece constante. Eso es lo que constatamos. Tenemos cada vez más posibilidades, podemos llegar a donde queramos, pero tenemos que pensar en las consecuencias. Tiene que haber unas líneas rojas que respeten la vida humana. Los avances científicos han contribuido de forma positiva, pero no podemos creernos súper hombres. Hay cuestiones que sorprenden mucho porque se escapan de esa sabiduría que debe crecer en el ser humano".

"Hay que plantear el respeto a las verdades que son inamovibles. No se quiere reconocer que hay una ley natural. En el corazón de todo hombre establecido por la razón tenemos unas verdades universales que son inherentes a nosotros. Probablemente la corriente más corrosiva para esto sea el relativismo. Nos hemos convertido en seres prepotentes que no pensamos en las consecuencias. Esa valoración por uno mismo por lo que es bueno o por lo que es malo pero sin frenos morales o principios universales si no consigo mismo. Ese relativismo e muy corrosivo. Todas esas cuestiones son por haber dejado de lado esas verdades inamovibles".