La historia de Ángel de la Victoria, un misionero en Camerún donde también se enfrentan al coronavirus
El misionero Ángel de la Victoria lleva en Camerún desde 2013 y explica las dificultades que existen para hacer frente al coronavirus
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El coronavirus está haciendo estragos en España y en el mundo entero. Pero, ¿qué va a pasar en los países más desfavorecidos? El misionero javierano Ángel de la Victoria, lleva trabajando en Yaundé, la capital de Camerún, desde 2013 y asegura que "va a hacer mucho daño".
El misionero relata en su blog personal 'Ecos de la sabana' que el virus ya ha llegado a Camerún y que las dificultades para luchar contra él, son enromes: "Desde hace unas dos semanas el ministro promulgó unas leyes de confinamiento, pero no un confinamiento general sino más bien suprimir vuelos, cerrar las fronteras, las escuelas y las universidades... Pero la realidad es que aquí la vida es normal. La vida parece que no cambia. Mucha gente tiene que salir por obligación y tampoco sabemos muy bien qué está pasando en el país".
En el plano espiritual Ángel de la Victoria explica en El Espejo que "el obispo decretó hace diez días que se supsendieran todas las celebraciones. La parroquia está abierta, pero sin celebraciones públicas". Su misión ahora es "dar apoyo y ánimo a la gente que lo necesita desde la oración. A partir de las 7.15 am hasta las 19 de la tarde exponemos al Santísimo y tenemos cada uno 30 minutos de oración para que no esté solo y de vez en cuando se pasa gente. También estamos rezando una novena de solidaridad por esta pandemia y la adocración continua hasta la oración de vísperas. Es nuestro compromiso con la gente, descubriendo el valor de la oración dentro de lo poco que podemos hacer".
Si este virus ha puesto en jaque a los países más poderosos, ¿cómo combatir el COVID 19 en Camerún? "El problema del confinamiento es que aquí mucha gente vive del día a día. Mucha gente lo va a pasar mal, en Senegal el gobierno dio ciertas ayudas a las familias más necesitadas, pero aquí no es así. Encerrarse en casa puede significar no tener pan para mañana". Ángel de la Victoria relata que " hay familias numerosas que viven en dos habitaciones, entonces ves a los niños jugando fuera porque no tienen espacio dentro de casa. Y por si fuera poco, se ha ido la electricidad durante tres días. Imagínate estar en casa y encima sin electricidad".
Pero a pesar de todo ello, "la gente tiene una fe enorme, quizás a veces un poco ciega. La gente dice 'pase lo que pase el Señor nos protege'. Están acostumbrados a vivir situaciones difíciles, y la fe les da el ánimo para seguir adelante. Y nosotros les intentamos apoyar desde la oración, todo el día hay personas que rezan por vosotros y la gente nos da grandes signos de fe, de compartir: gente que nos trae cosas, cajas de velas para poner ante el Santísimo... Por un lado es bueno y por otro también dejan que la responsabilidad esté únicamente en Dios y no en nosotros. Nosotros les decimos que Dios nos ayuda, pero que nosotros también tenemos que hacer".