El testimonio del obispo Juan José Aguirre en África: "Hemos tenido que recoger trozos de cadáveres"
El obispo de Bangassou Juan José Aguirre ha relatado en 'El Espejo' la situación que vive actualmente en el centro de África
Madrid - Publicado el - Actualizado
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¿Qué hace un cordobés, con 64 años y obispo... en la República Centroafricana? Pues ayudar a los demás. Y en las condiciones más complicadas.
Juan José Aguirre es el obispo de Bangassou y atiende a los micrófonos de El Espejo para explicar cuál es la situación del país y de la comunidad cristiana en República Centroafricana. La presencia internacional, las luchas de poder, la inmigración y la persecución han marcado los últimos cinco años del obispo español.
El obispo pasa unos días en su Córdoba natal. Después, volverá a la que es su realidad como obispo de República Centroafricana. Lo primero que destaca son las luchas de poder que están teniendo lugar entre las grandes potencias. El Primer Mundo luchando en el suelo por la riqueza sin explotar de un país del tercero. El oro, los diamantes o la posición geográfica son algunos de los reclamos para países como China, Rusia, Estados Unidos y Arabia Saudí. La conclusión que el obispo comparte en El Espejo es que "el gobierno de República Centroafricana controla solo el 20% del país".
Se compara a sí mismo y a la Iglesia del lugar con la hierba que pisotean los grandes elefantes que serían estas naciones. Sin embargo, no es la única prueba a la que están haciendo frente. El seminario se ha convertido en uno de los cuatro campos de desplazados del país. Sacerdotes que se forman al lado de personas que han huido de sus lugares de origen. En este contexto, la inmigración allí se cuenta en otras cifras hasta un total de 1.100.000 desplazados.
¿Cómo se es Iglesia así y en un lugar como este? La respuesta de Monseñor Aguirre es contundente: con esperanza de dar a los demás y la gracia de Dios. A pesar de ello, reconoce y denuncia el "vapuleo" que están sufriendo por "atreverse a decir lo que nadie se atreve". El martirio de sacerdotes o la destrucción de misiones es el testimonio con el que está creciendo la Iglesia en Bangassou. Él mismo ha sufrido amenazas de muerte en su móvil. Es, como lo resume el obispo: "Es un continuo caer y levantarse".
ENTREVISTA:
¿Cómo está la situación?
Bastante maltrecha. Han movido ficha los grandes de esta tierra. Ha llegado como un elefante en una cacharrería la Rusia de Putin, a través de mercenarios de una compañía llamada garner? , y han llegado para formar a las tropas centroafricans, pero, al mismo tiempo, han firmado acuerdos en San Petersburgo para la explotación de minas de diamantes. Los chinos ya estaban allí explotando el oro y llegando los rusos, américa ha mandado dinero para hacer campos de militares. Al mismo tiempo, Arabia Saudí sigue mandando sus mercenarios fundamentalistas radicales, que están haciendo que el gobierno controle solo el 20% del país. Cuando los elefantes se pelean entre ellos, nuestra pobre gente y yo, que estoy con ellos, nos sentimos abofeteados por todos.
¿Y en la diócesis?
Han querido hacer de Bangassou un país independiente que mire a La Meca, pero no lo han logrado. Ahora está asegurada con las tropas centroafricanas. Allí en Bangassou hay cuatro grandes campos de desplazados, uno de ellos en el seminario, a 50 metros de la catedral, donde tenemos a 1.500 musulmanes, que los hemos sacado de un genocidio, de ser degollados. Les pasamos 25.000 litros de agua potable y los cuidamos. Ya han llegado los cascos azules de la ONU y organismos internacionales que los están cuidando también. Hay un millón de desplazados en Centroáfrica, de inmigrantes. Nosotros, aquí en España, nos echamos las manos a la cabeza por 20,000 que han llegado en barcas. Allí tenemos un 1.100.000 desplazados en Centroáfrica. Es gente que está malviviendo, porque es esa hierba que está debajo de los pies de los grandes.
¿Cómo se vive el día a día y cómo se desarrolla la labor pastoral en estas condiciones?
Hemos visto escenas alucinantes de niños que hemos tenido que recoger con un agujero en el pecho para llevarlos a una fosa común, hemos tenido que recoger trozos de cadáveres de cascos azules, etc. Eso lo haces, pero luego lo sueñas. Hay quien lo lleva más ánimo y acepta palabras de esperanza, y hay quien está deprimido y se hunde, porque se lo ha quitado todo, le intimidan, lo han echado de su tierra, y tiran la toalla.
Dinámica destrucción de estos elefantes y reconstrucción de las obras que han empezado, ¿cómo se sigue volviendo a empezar?
Con la gracia de Dios. Es la que te enseña el camino, te elige las palabras a decir, a la gente a la que tienes que tener como amiga por el bien del pueblo. Yo recibo SMS en mi teléfono amenazándome de muerte, pero muchas veces no se atreven a tocarme porque voy con sotana blanca, pero se ensañan con mis sacerdotes y mis laicos. Tengo que ser muy prudente para no enemistarme con gente que no debo.
Situación...
Los últimos cinco años han sido de un vapuleo constante. La Iglesia centroafricana ha sido un constante caer y levantarse. Ha habido una auténtica persecución a la Iglesia durante los últimos cinco años. La Iglesia ha sido la voz que se ha alzado contra esta situación. Hemos visto sacerdotes a los que han matado. Han ido a por ellos. Nos han destruido misiones y han puesto a parir a la Conferencia Episcopal por decir lo que nadie se atreve a decir. No son solo los fundamentalistas islámicos, si no de soldados de la ONU que no les gusta que les critiquen. Los últimos inmigrantes que están llegando aquí, lo hacen escondidos en camiones. Son jóvenes con barba que vienen de Raqa, Siria.