Ángel Peralbo, psicólogo: guía para sobrevivir al confinamiento con adolescentes
A Teresa, de 16 años, le cuesta más y más. Hablamos con un experto para saber cómo vivir mejor este encierro en casa
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Puede que a una persona adulta el confinamiento se le haga más sencillo gracias a una madurez plena, pero los adolescentes están acostumbrados a querer entrar y salir sin dar explicaciones. ¿Qué ocurre si les quitan esa libertad y les obligan a estar en casa sin poder salir?
Teresa es un ejemplo de ello, es una adolescente de 16 años que vive con sus hermanos y sus padres y están todos, lógicamente, confinados: “Somos 6 hermanos, más los padres y el perro. Estudio 4º de ESO, letras”. Ella se enteró “por las noticias” y le cuesta mucho: “Esto es muy aburrido, encima sin ver a mis amigas. Me mandan trabajo los profesores pero no hacemos mucho más. Lo que más me cuesta es convivir en mi casa tanto tiempo y ponerse a estudiar sin tener a los profesores encima”.
Ella asegura que ahora está incluso más en su cuarto: “Me paso el día metida en él haciendo videollamadas porque si me pongo en medio del cuarto de estar no puedo hablar con mis amigas”. En cuanto a la convivencia en casa, Teresa ha reconocido que ahora hay más peleas: “Los primeros días todo iba bien, pero ahora sí que hay más enfrentamientos por ver quién ayuda más, quién hace menos y todo eso, se nota más, el aburrimiento hace mucho”. “No nos pegamos, la verdad, pero sí que nos gritamos y discutimos, los nervios se elevan, además de no hacer deporte y salir, pero el ambiente es bueno”, agrega.
Con sus padres “muy bien”, relata Teresa, “aunque están más pesados con lo de ayudar en casa, pero en general sin problema”. En todo caso recuerda que “sin las videollamadas yo exploto, estoy todo el día hablando con mis amigas”. Tampoco logra llevar una buena rutina “por culpa de las series y el ‘WhatsApp’, nada de horarios”.
A este respecto hemos hablado con Ángel Peralbo,, psicólogo experto en adolescentes y autor de ‘Adolescentes. Tu hijo no es tu enemigo’, ha afirmado que “es normal que empezase bien y luego se complicase y se reconvirtiera y ahora se suba por las paredes”.
Pedralbo remarca la falta de rutina y el exceso de aburrimiento: “Es importante que estas cosas estén bien gestionadas porque pueden acabar siendo algo que, lejos de lograr que se sientan mejor, les puede llevar a encontrarse peor. Esto da pistas de cosas que se pueden mejorar”.
¿Qué se puede hacer para tranquilizar esos nervios? El psicólogo detalla que “se pueden tablas de ejercicios para adolescentes, 10 o 15 minutos diarios, y mantener un ritmo endorfínico muy potente. Que esa necesidad se vea suplida poniéndolas en marcha, tienen un retorno inmediato. También ordenar la conexión con el exterior a través de las redes sociales, porque si no te puede llevar a un caos, una dispersión y que, lejos de sentirse mejor, sentirse más dispersos”.
“Hay que reorganizarse, y charlar con la familia de vez en cuando. No tiene sentido estar encerrados en casa y que la comunicación disminuya”, asegura Ángel. “Todo en confinamiento empeora, pero tenemos que ser capaces de ver esa oportunidad para que los propios adolescentes puedan ver cuáles son sus límites y se conciencien y acepten que hay condiciones en las que solo puedes mejorarte”, añade el experto.