“Disparar con perdigones a las cotorras garantiza que no sufren, es el método menos lesivo”

Santiago Soria, subdirector de Parques y Viveros del Ayuntamiento de Madrid, explica en Fin de Semana con Cristina cómo están reduciendo la población de esta plaga

Cristina L. SchlichtingMiguel Soria

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Las cotorras están trayendo de cabeza porque, aunque puede ser un animal hermoso, muchos no saben que también puede suponer un grave problema para otras especies de animales que están a su alrededor.

Por eso en Madrid el Ayuntamiento está llevando a cabo un plan para frenar su invasión. Lo ha explicado en Fin de Semana con Cristina Santiago Soria, subdirector de Parques y Viveros del Ayuntamiento de Madrid: “Es una especie exótica que, quizás, por gente bien intencionada pero mal informada la han tenido como animal doméstico y las han soltado, o bien se han escapado porque son animales listísimos, y desgraciadamente se han adaptado perfectamente a nuestro clima, cosa que no era de esperar, se reproducen demasiado bien, no tienen prácticamente enemigos y se han convertido en una plaga y un peligro para nuestra ecología y biodiversidad, por eso nuestro Ministerio, que es quien tiene poder, la ha declarado especie exótica invasora y, por tanto, un grave problema para la biodiversidad española”.

La población de estos pájaros ha aumentado un 85 % desde el año 2015, desplazando a otras aves autóctonas como los gorriones pero, como explica Soria, esto viene de muy atrás ya que empezó en 1985: “Ahí se empieza a ver alguna pareja suelta por Madrid en la Casa de Campo, parece que es algo gracioso y anecdótico, simpático y bonito de colores, con un vuelo muy tendido, parecía algo divertido. Por desgracia esas pocas parejas se han adaptado perfectamente, tienen alimentación y se han reproducido exponencialmente”.

¿Por qué este animal supone un peligro para otras especies? Santiago detalla que “desde el punto de vista de la biología es una especie que no debería estar aquí, por supuesto ella no tiene la culpa ya que es el hombre con su manía de tener mascotas exóticas y, sobre todo, de soltarlas o dejar que se escapen. Y aparte estar fuera de su hábitat y son una interferencia en el hábitat nuevo, que es el nuestro. Como son muy inteligentes y se adaptan muy bien son un peligro para nuestras aves porque las están desplazando y compitiendo por la alimentación”.

Por todo ello el subdirector de Parques y Viveros del Ayuntamiento de Madrid comenta que, para limitarlas, “la única opción viable que tenemos es eliminación de ejemplares. Mucha gente bien intencionada piensa que se podrían esterilizar y volver a soltar, pero eso no soluciona gran parte de los problemas ya que siguen haciendo nidos inmensos y, si caen desde 15 o 20 metros de alto es una trampa mortal para quien esté debajo”. Quitar los huevos no es una solución ya que “son muy listas, ponen otros, pero lo que sí se puede hacer y lo estamos haciendo es subir y esterilizar los huevos que hay metiéndoles una inyección con aire, la hembra no se da cuenta al principio y sigue empollando pero los huevos no son fiables. Con eso bajamos la población pero es muy caro, pero no quita todos los problemas. Tampoco quitar los nidos es la solución y lo hemos visto, se van y hacen otros, así solo dispersamos la población”.

Las asociaciones animalistas han puesto el grito en el cielo porque se las están disparando, como en el Parque de la Fuente del Berro, algo que explica Santiago: “Los animalistas están en contra de cualquier tipo de muerte, y la muerte por disparo parece muy violenta pero no lo es, hay estudios que demuestran claramente que es como menos estrés sufre el animal, con un disparo de un buen tirador como son los nuestros. El pobre animal está tranquilo, se lleva el tiro y muere de inmediato, así que sufre menos. Con las trampas tienes que eutanasiarlo con gas o una inyección letal, ahí pasa mucho estrés. El disparo se hace, además, en zonas muy restringidas cuando no hay otra solución y no entran en las trampas”.

Ha habido un aumento del 136 % en el número de quejas vecinales: desde el 1 de enero de 2018 hasta finales de marzo de este año se han registrado 1.139 reclamaciones de ciudadanos relacionadas con molestias acústicas o presencia de grandes nidos de estas aves, por ello, ante la pregunta de si es posible dominar esta plaga, Soria tiene esa esperanza: “Esperamos que sí. Cada vez tenemos más quejas de la gente porque una cotorrita es algo muy mono, cientos de ellas al lado de tu casa chillando no es tan divertido. Hay gente que en verano no puede abrir las casas por el escándalo, eso es una molestia. Las cotorras también pueden transmitir enfermedades a otros animales, por fortuna rara vez al hombre, pero es un vector que está ahí”. “No vamos a acabar con ellas, vamos a disminuir la población, pero acabar con ellas es prácticamente imposible, muchas de ellas están inaccesibles. Nuestra idea es bajar la población para que deje de ser molesta”, termina Santiago.