“Dejar descongelar los helados sobre la mesa es peligroso"

Beatriz Robles, tecnóloga de los alimentos y autora de 'Come seguro comiendo de todo', explica en Fin de Semana con Cristina cuándo tomar el alimento más deseado en esta época

Cristina L. SchlichtingMiguel Soria

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Ya casi está aquí el verano y una de las consecuencias más directas es que hace calor, y ese calor nos lleva a buscar cosas fresquitas, sobre todo bebidas. O directamente esos deliciosos helados que nos bajan la temperatura, y también los polos, claro.

Con los helados y los polos pueden llegar también las dudas: ¿son realmente sanos?, ¿están llenos de bacterias como dicen las leyendas negras?, ¿es falso o verdadero que el helado de yogur tiene menos calorías? No hay mejor forma de contrastar que con una experta como Beatriz Robles, nutricionista, tecnóloga de los alimentos y autora de 'Come seguro comiendo de todo', que explica todo en Fin de Semana con Cristina: “En esta época se me ponen los pelos de punta porque sabemos que nutricionalmente son productos de consumo ocasional pero a la vez salivo y se me hace la boca agua porque están buenísimos”.

¿Sanos y saludables? “Primer mito a desmentir porque no son saludables y lo digo en bajito porque nos apetecen mucho, están riquísimos, sabrosos, jugosos, fresquitos... pero nutricionalmente no son lo mejor para la salud. Hay otras opciones mucho más saludables, aunque para un consumo ocasional no pasa nada, a nadie le vamos a prohibir ni mucho menos que tome uno. El problema es cuando pensamos que es un postre tan saludable como la fruta o un yogur natural y realmente no lo es. Tenerlos presentes no está mal pero en consumo ocasional”.

Por ello Beatriz explica una leyenda de hace tiempo: las bacterias. “Puede haber microorganismos en los helados y ocurre si no los conservamos adecuadamente. Los helados tienen que estar siempre a temperaturas de congelación. Tendemos a sacar la caja del congelador y ponerlos encima de la mesa, eso sí es una mala práctica porque al estar expuestos a temperatura ambiente pueden crecer bacterias y sería un peligro”. Por supuesto si los compramos en tiendas “debe ser en lugares autorizados, en sitios controlados como mercados normales como cafeterías”.

Otra creencia es que son una bomba calórica, lo que detalla Robes: “Sí lo son bastante aunque hay bastantes diferencias entre los tipos de helados. Los de hielo, los polos, tienen menos cantidad de grasa y el cómputo general de kilocalorías va a ser más bajo pero tienen muchísimos azúcares. Que tengan menos kilocalorías no significa que sean más saludables; luego están los helados de crema, son los que más grasa láctea tienen, mínimo el 8 %; y los de leche tienen un 2,5 por ciento de grasa, así que según la cantidad de grasa las kilocalorías van a ir subiendo, y más aún con los distintos ingredientes. Como es consumo ocasional y no abusivo cómetelo y disfruta”.

“El helado de yogur engorda menos”, una frase clásica pero, ¿cierta? La experta lo desvela: “Creemos que es yogur helado y no es así. Es como los demás pero tiene una pequeña proporción de yogur entre sus ingrediente, incluso sabor yogur. Otra cosa son los yogures helados, que sería un yogur clásico con un tratamiento para que pueda congelarse y tenga una buena cremosidad y una textura buena. El yogur helado sí que podríamos considerarlo más sano que el convencional o el helado de yogur”.

Hablando de los que no llevan azúcar, “es un reclamo”: “El 'sin azúcares añadidos' sí que podríamos decir que son menos insanos más que más sanos ya que no van a llevar esa cantidad de azúcares pero van a llevar edulcorantes así que seguirán siendo muy dulces y nuestro paladar seguiría sin acostumbrarse al sabor natural de los alimentos. Nadie querría comprar un helado que no sepa dulce, es así. Además para compensar la bajada del azúcar se añaden otros ingredientes que no son muy saludables”.

Por último, la cuestión helados y niños: “Las guías de nutrición recomiendan que el azúcar se incorpore lo más tarde posible, esto incluye a los helados ya que son alimentos azucarados. Desde el punto de vista fisiológico, ¿el niño cuándo podría comer helados sin que supongan un problema porque su sistema digestivo no estuviese bien adaptado? Pues a partir de los 12 o 13 meses podría tomarlos. La recomendación es lo más tarde posible porque el azúcar añadido debemos ofrecérselo lo más tarde posible”.