Diez maneras de cargarte tu relación de pareja

Patricia y Silvia son autoras de ’10 maneras de cargarte tu relación de pareja’ y han pasado por Fin de Semana para hablar de ella

Cristina L. SchlichtingMiguel Soria

Publicado el - Actualizado

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Te molesta la dejadez de tu pareja y sueñas con que vuelvan los detallitos del principio. Sigues pensando que podrás cambiar a la otra persona, te mueres por descubrir cómo acabar con los malentendidos en la vida íntima, en la vida sexual.

Todas estas cosas que te pasan y que son realmente universales se callan a menudo y solamente algunos pocos privilegiados dan un paso, por ejemplo, haciendo terapia y llegan abordarlas, pero hay dos personas muy divertidas que se han dado cuenta de esto de este silencio universal: Patricia Ramírez y Silvia Congost son psicólogas y han hablado en Fin de Semana sobre esto.

Patricia y Silvia vienen del teatro, de hecho de su introspección en el mundo de la pareja salió una obra de teatro con mucho éxito. Así lo cuenta Patricia: “Cené con Silvia y me dijo ‘hay que hacer algo distinto’, y a partir de ahí, y como las dos nos dedicamos a temas de pareja y es algo que afecta a todos, decidimos subirnos a un escenario a teatralizar una conferencia. La primera fue en Barcelona y gustó tanto nuestros editores nos pidieron que hiciéramos un libro, y aquí estamos”.

Silvia, por su parte, asegura que ellas intentan “aportar risa y terapia, tratamos de escenificarlo y representarlo de manera que la gente pase un buen rato y que todos se vean reflejados y se vean los errores que todos cometemos con el paso del tiempo en nuestras relaciones y, al mismo tiempo, intentando aportar en cada error muchas herramientas para que las parejas lo puedan aplicar en su casa y las relaciones funcionen mejor”.

En la actualidad, las cifras aseguran que el 50 % de las parejas que se casa acaban divorciadas, a lo que Patricia explica que “nuestra generación ha crecido con una idea equivocada del amor: nos vendieron la idea de Blancanieves, con amor romántico para toda la vida, uno en el que parece que no tuvieras que hacer nada para cuidarlo porque era encontrar al príncipe azul y ya está; el cuento era ese, ‘se casaron, vivieron felices y comieron perdices’. Pero las relaciones entran en un momento de dejadez, hay responsabilidades, los hombres no estaban tan concienciados para cuidar su paternidad y corresponsabilidad y hubo un momento en que la mujer se empoderó y dijo ‘hasta aquí hemos llegado’, y cuando el amor muere y aparece la decepción eso no hay manera de salvarlo. A mí me llegan cada vez más parejas que están bien pero quieren pautas para cuidarlo y que se mantenga porque tienen miedo, y me parece muy bonito a nivel preventivo que se preocupen de cuidarlo antes de que se fastidie”.

El libro empieza con una frase que, a día de hoy, sería políticamente incorrecta “hombres y mujeres no son iguales”, algo sobre lo que Silvia se reafirma: “Sabemos que somos diferentes, tanto a nivel físico como psicológico. Nuestros cerebros funcionan diferente y, cuando hemos pasado la fase inicial del enamoramiento en el que todo es perfecto y nos gusta todo, los hombres siguen esperando que las mujeres piensen y actúen como si fueran hombres y las mujeres esperamos que ellos sientan y piensen como si fueran como nosotras, y eso no funciona así. Cuando nos ocurre entramos en el grandísimo error de tratar de cambiar a la otra persona, y así nunca va a funcionar una relación. Hay un punto en el que insistimos mucho que es que hay que aprender a aceptar al otro como es, a respetar sus diferencias y preguntarnos si somos capaces de estar bien a su lado a pesar de esas diferencias, y eso es algo muy sutil pero que muchas veces se nos olvida y empezamos a manipular, poner reproches sobre la mesa y nos va desgastando y nos va decepcionando, y nos lleva a alejarnos del otro”.

“Las diferencias entre hombre y mujer existen y, si no las reconocemos, no podemos ni trabajar con ellas ni empatizar con el otro”, defiende Patricia, y Silvia añade que cree que “nos tendríamos que plantear que si elegimos a alguien es porque no queremos que cambie nada. O la aceptas como es o nada”.

En cuanto a la dejadez que llega con el tiempo, Patricia explica que, “al principio, no nos damos cuenta porque son pequeños detalles, pero pasado el tiempo no miras a la persona de la misma manera. Hay que hacer un esfuerzo por cuidar diariamente el amor. Hay que pensar qué cosas debemos hacer para agradar al otro. Un ejemplo: los mensajes que mandamos por whatsapp, al principio te preocupas como si no hubiera un mañana. A los 3 años le pides la lista del Mercadona y que se acuerde de pasar a por el atún que no hay en casa. Eso aparece cuando pensamos que la persona es nuestra y no la vamos a perder. Si el amor se creó en un principio es porque hicimos por cuidarlo, y ese cuidado hay que mantenerlo, priorizando la pareja”.

Acerca del día a día, Silvia relata que “la dejadez lleva a ir alejándonos, a irnos desencantando de la otra persona, olvidando de aquello que nos gustaba y admirábamos, incluso que aparezcan terceras personas que brillan más, que nos gustan más, la novedad, lo diferente, el aire fresco. Hay que tratar de cuidar los detalles para que eso no pase”.

“No basta decir ‘le quiero porque es el padre o la madre de mis hijos’, para mantener el amor tienes que desear a la otra persona y, sobre todo, admirarla”, añade Patricia: “Si le preguntas a una persona qué admira en la otra y no sabe qué contestar, eso está muerto”.

El sexo es, hoy en día, el primer paso en muchas relaciones, algo que, explica Silvia, “es uno de los pilares fundamentales, hace que podamos diferenciar entre relación y amigos. Que ese pilar tan básico funcione bien es esencial y muchas parejas que no lo tienen fuerte por problemas de comunicación porque, a veces, tienen prejuicios, no saben lo que le gusta a la otra persona o no la tienen en cuenta a la hora de disfrutar o crear un ambiente. Es muy importante ponerle atención porque puede llevarnos al precipicio si no se lleva bien”.

“El método es la comunicación”, añade Patricia: “Ser capaces de verbalizar qué nos gusta, cómo, cuándo, dónde… si tenemos ganas o no, y qué tendríamos que cambiar e innovar. Hoy en día el mundo sexual de la pareja es muy rico en fantasías e incluso juguetes sexuales, que hay muchas parejas que no se atreven a introducir porque tenemos una idea errónea de lo que tiene que ser la sexualidad. Para la mujer, que a veces le cuesta un poco más llegar a ese momento de excitación, el poder contar con esa comunicación con su pareja en lugar de tener el hombre que adivinar qué necesita ella, es fundamental. Para que lo acepte un varón hay que explicarle que la manera en que tenemos esa relación sexual no es una amenaza para él. Todo se basa en poder hablar abiertamente de qué está pasando. La pareja puede enriquecerse mucho con todo lo que la sexualidad ofrece de una forma sana y saludable que nos ayuda a jugar y pasarlo bien”.

Silvia asegura, en este punto, que han tenido “mucho feedback por redes de gente que pone en práctica lo que decimos en la obra y que incluso nos mandan fotos de cómo ponen en marcha esos ejercicios. Son herramientas muy básicas pero que uno necesita que se las recuerden porque si no, con el paso del tiempo, nos vamos acostumbrando en la relación y nos vamos perdiendo. Es muy importante tenerlas en cuenta para ver si podemos ponerlas en práctica y mejorar lo que no funciona y también para tomar conciencia de que estamos en un punto que eso ya no da más de sí, porque eso también puede pasar y que lo veamos y dejemos de hacernos daño”.

Las autoras han publicado en Grijalbo un libro muy curioso que se llama ‘10 maneras de cargarte tu relación de pareja… y muchas soluciones para vivir felices juntos’.

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