Rafael Nájera, virólogo: “Erradicamos la polio moviéndonos en mulas entre pueblos, con una nevera improvisada"

Rafael Nájera, virólogo: “Para curar la polio nos movíamos en mulas entre pueblos con una nevera improvisada"

Cristina L. SchlichtingMiguel Soria

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Ha sido de tal envergadura esta pandemia que, realmente pensamos que hemos escrito un momento en la historia, pero las epidemias y las crisis de salud son históricas, no tenemos que irnos solo a las pestes medievales para recuperar memoria de la historia.

En España, por ejemplo, hubo una epidemia de polio en los años 60 y fue muy grave. También hubo un hombre clave, el que vacunó en 1963 por primera vez contra la polio al primer paciente, un niña, y que en 1988 firmó el documento de la erradicación de la enfermedad como primer director del Instituto de Salud Carlos III. Él es Rafael Nájera, nació en Córdoba hace 82, es de los primeros, si no el primer virólogo de España.

Rafael se está recuperando del coronavirus, ha perdido hace poco a su mujer por esta enfermedad y amablemente ha estado en Fin de Semana con Cristina, donde ha relatado que, “afortunadamente”, él se ha recuperado: “Creo que ya estoy totalmente bien. Para mí fue relativamente ligera. El fallecimiento de mi esposa lo viví a través de tres ingresos hospitalarios, y en uno de ellos parecía que iba mejorando pero, desafortunadamente, tuvo una recaída fuerte y en una semana nos abandonó. En mi caso ha sido muy leve, una sensación de cansancio muy fuerte con fuertes dolores musculares, tanto que en algún momento me caía al suelo y no podía levantarme, pero a fin de cuentas fue algo relativamente banal”.

El dr. Nájera ha recordado la pandemia de la polio y ha explicado lo que cree que tienen de común aquella y el coronavirus: “Se puede decir que es el miedo, la sensación de falta de protección cuando no se tiene el conocimiento de lo que está pasando. Sin embargo, lo que tiene de peculiar la epidemia actual es la rapidez con la que se propaga este virus, que en poco más de un par de meses se ha encontrado por todos lados cuando, por ejemplo, la gripe del XVII tardó mucho más para propagarse de un país a otro”.

El virólogo también ha echado la mirada atrás para comentar que “la poliomielitis provocaba una fuerte parálisis que se iba acumulando, y al cabo de unos pocos años la cantidad de niños afectados por graves parálisis y otros trastornos era tremendo”.

“A muchos pueblos tuvimos que ir en mulas porque no había caminos, y otras veces andando. Incluso llevábamos la vacuna en una neverita refrigerada de Coca-Cola, una anécdota que da idea de la modestia con la que nos movíamos”, relata Rafael: “Como necesitábamos trasladar las vacunas a bajas temperaturas, encontramos esas neveritas, borramos la marca y pusimos ‘Campaña de Vacunación’, fue un detalle pintoresco”.

También ha recordado la primera niña a la que vacunó contra la polio: “Fue en la Jefatura de Sanidad de León porque nosotros empezamos a vacunar en el propio edificio de las instalaciones de allí y, a los pocos días, cuando ya habíamos cubierto la mayor parte de la población nos empezamos a desplazar por rutas por distintos pueblos”.

Otro hermoso recuerdo es la forma en que lograron reconciliaciones gracias a las vacunas: “En pueblos de mil o dos mil habitantes, las familias se habían enfrentado tras la Guerra Civil, había familias rotas y, precisamente con algo tan sensible y entrañable como la salud de los niños, se volvían a unir y se disipaban muchos de los rencores que se podían haber acumulado”.

También tuvo que hacer frente al sida, de lo que relata que, “en los últimos 15 años de mi carrera profesional estuve trabajando en esa enfermedad y fundé la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida e hicimos una labor no solo desde el punto de vista médico sino que tuve que participar en muchos aspectos sociales porque aquella epidemia que sigue todavía en muchas partes del mundo ocasionó un rechazo tremendo a los homosexuales”.

Sobre las lecciones o enseñanzas que podemos aplicar a esta pandemia, el doctor cree que se podría constituir “un fondo de epidemias importante que pueda hacer frente con rapidez a las necesidades que se puedan plantear”, además de “aumentar la coordinación entre las distintas autonomías y el Gobierno central de tal forma que se haga con rapidez una acción común estándar y consensuada donde todos hagamos y digamos lo mismo, así como volver a tener un Cuerpo Nacional de Médicos de salud pública que tengan una formación similar y que puedan actuar en todo el territorio nacional”, ha finalizado.