Álvaro cumple su mayor sueño al completar el Camino de Santiago

“He descubierto a mi hijo de otra forma” ha dicho su padre, que ha compartido con él esta experiencia única y revitalizadora

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La semana pasada conocimos la historia de Ildefonso y su hijo Álvaro, un chico de quince años con una discapacidad mental debido a la mutación de dos genes que no le impide tener unas capacidades “que ni imaginas”. Y por lo tanto, eso no ha evitado que pudiera emprender el camino de Santiago con la compañía de su padre Ildefonso y de un amigo de la familia, Paco.

Comenzaron la peregrinación hace seis días desde Málaga hasta Santiago de Compostela en coche. Llegados a Sarriá, en Lugo, dejaron el coche y emperendieron su viaje a pie.

Las nuevas tecnologías, concretamente Twitter, han contribuido para dar a conocer su aventura. A través de su cuenta @CaminodeAlvaro, miles de personas han tenido la oportunidad de seguir el camino con Álvaro, Ildefonso y Paco.

“Papá llora, Paco llora”

Era un reto que no era fácil e Ildefonso recuerda el momento en el que llegaron como “especial”. Tras varios días caminando, cuando comenzaron a entrar en la ciudad, la emoción comenzó a hacer acto de presencia. Sin embargo, en el momento en el que llegaron a la plaza “fue incontenible, sobre todo cuando abracé a Álvaro”.

Su hijo solo decía “papá llora, Paco llora” porque se emocionaron los dos. Por lo que habían logrado. Juntos. A pesar de todo, Álvaro tampoco pudo contener su emoción. “Se puso a dar saltos de alegría, como él se expresa”, explicaba su padre emocionado.

“He descubierto a mi hijo de otra forma”

Ildefonso ha lamentado no poder entrar en la catedral debido a los aforos establecidos en su interior. Sin embargo, el padre de Álvaro cree que “el sentido de la peregrinación tampoco es ir ver y besar el santo, sino haber podido ver la grandeza de Dios a través de la sencillez de Álvaro”.

Esta experiencia ha servido para que Ildefonso haya podido descubrir a su hijo de otra forma a la que estaba habituado. También se ha dado cuenta de que “Dios ayuda a los débiles” y de que hay una enorme “necesidad de oración en el mundo”. Han recibido llamadas desde Venezuela, desde México o desde Guatemala. Y a pesar de no poder acceder a la Catedral y trasladar sus deseos, ha confesado que se pusieron en la puerta y pidieron al apóstol “por todas las intenciones que nos pidieron, así que él ya sabrá que tiene qué hacer”.

Tras unos días intensos, Álvaro, Ildefonso y Paco vuelven a casa con una experiencia más y un sueño menos por cumplir.