Ana Iris Simón: “Creo que hemos vivido el fin de la excepcionalidad”

Bárbara Archilla

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En los veranos de su infancia, recorría los pueblos de España con luces, colores y música. Desde Ontígola, al resto de los pueblos.

Ella dormía en una caseta de 2 por 10 metros cuadrados. Sus abuelos eran feriantes.

La historia de ese decorado que hacía felices a unos cuantos en cada lugar en el que se asentaban, tenía que ser contada. Especialmente porque dice que la historia de sus abuelos es en realidad la historia de la globalización.

Ana Iris Simón cuenta esta historia en un libro que es mucho más, es un análisis de los conflictos cotidianos de la sociedad. Es “Feria”. Un libro que escribió para que lo leyera su padre, y, fíjese por donde, cosas de la globalización, al final también podemos leer todos nosotros. Se ha convertido en un fenómeno editorial.

Carlos Herrera relata la hondura con la que escribe. Un libro escrito para su padre, y habla con la profundidad de sus abuelos “porque le he robado cachitos de su forma de hablar”. El libro puede encantar o molestar a unos y a otros. Ella cree que es porque a una derecha liberal le puede picar, pero a una izquierda comunista también puede incomodar.

Molestará a los que hablen de cualquier cosa de manera extrema, porque ella, pese a lo que se espera, reivindica la masculinidad, y le preocupa lo patológico. “No entiendo por qué se habla a brocha gorda”.

Tardó más de 20 años en reconocer que sus abuelos eran feriantes “porque la profesión estaba asociada a un capital cultural muy concreto y no quería que nos asociaran con eso”. Pero después, con los años, ha reflexionado con que en realidad ha vivido la globalización a través de la feria, y que eran momentos muy felices cuando la feria era solo esa semana de fiestas, y cómo pierde ahora, y perdió su familia, cuando la feria ya casi es cosa de cada día. “Hemos presenciado el fin de la excepcionalidad”.