Carmen Posadas, en 'Herrera en COPE': "Si no hubiera sido tímida, nunca me habría dedicado a la literatura"

La escritora se ha pasado por 'Herrera en COPE' para hablar de su nuevo libro, "Licencia para espiar"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

La literatura lleva en la vida de Carmen desde que tiene uso de razón. Su padre, un diplomático llamado Don Luis, fue un intelectual que sentaba a sus 4 hijos para leerles grandes clásicos. Ser hija de padres diplomáticos, la ha llevado a ver medio mundo. Cuando llegó a España, cambió varias veces de colegio, así se lo cuenta ella a Alberto Herrera: “Cuando viene a España, primero empecé en el Instituto Británico donde encajé muy bien”. “Luego me llevaron a uno muy bonito, muy estupendo, pero no encajaba nada, suspendí muchísimas”. “Entonces le pedí a mis padres que me llevasen a Inglaterra a estudiar”. “Allí cambió mi vida, las notas mejoraron mucho”.

A Carmen le encanta escribir sobre espionaje: “Escribir es ser un espía, estas todo el día observando, siempre he sido más observadora que participante. Me encanta observar”. “Me considero una espía”. Este fantástico mundo, ha acompañado a la vida de la escritora toda su vida, así lo cuenta ella en su etapa en Moscú: “Pasamos de Uruguay a Moscú, allí tuve la ocasión de ver a muchos espías que ni si quiera se escondían”. “Sabías que la cocinera era espía, que quien te traía el café era espía, sabías quien era quien te ponía y te quitaba los micrófonos, ...”.“De vez en cuando se invertían los micrófonos y los escuchábamos nosotros a ellos, de repente, a las cuatro de la mañana discutían o se ponían opera”.

¿Cuál es la diferencia entre un hombre espía y una mujer? Pregunta Alberto, a lo que responde la escritora: “Los hombres espían como hombres y las mujeres espían como mujeres, una de las ventajas de las mujeres es que pasan más desapercibidas”. “Una mujer en una célula terrorista, va a despertar menos sospecha que un hombre, por ejemplo”. “Las mujeres sabemos guardar un secreto”. Y, gracias a su timidez y considerarse una persona un poco acomplejada, dice que ha llegado a ser escritora, sino, nunca lo hubiera sido y deja esta frase para ella misma: “Le debo todo a mis defectos”.